Durante cinco años, el Gran Premio de Europa de Fórmula 1 se disputó en el circuito urbano de la ciudad de Valencia, acogiendo la segunda carrera en la península después de Barcelona. En 2012, la capital de la comunidad canceló de inmediato su contrato con la organización de la Fórmula 1 y la pista fue abandonada. Pero todavía está ahí, en mayor o menor medida.
La historia del circuito de Valencia es un clásico en el mundo de los grandes contratos y amigos que meten mano donde no deberían, es decir, con corrupción y sobornos. Originalmente, se suponía que la pista estaría en el calendario del Gran Circo por un tiempo de siete años, pero los organizadores gastaron tanto en los primeros cinco que los dos últimos Grandes Premios (que se suponía que tendrían lugar en 2013 y 2014) nunca se realizaron.
Según se llegó a documentar, una de las razones principales por las que el circuito se quedó sin blanca durante los últimos dos años fue que las personas a cargo siguieron gastando dinero en contratos falsos y sobornos para llenarse los bolsillos. Naturalmente, siguieron las demandas y varias personas asociadas con el evento se han enfrentado a consecuencias legales. La excusa inicial, eso sí, fue la crisis global y especialmente de la Comunidad Valenciana.
Pero un circuito de Fórmula 1 es una cosa muy grande y los terrenos que componían el antiguo circuito urbano de Valencia –de 5.473 metros de longitud– ascienden a unos loables 300.000 metros cuadrados de terreno. Aunque casi todo lo que era valioso ha sido despojado de la ubicación, algunas partes de la pista permanecen una década después. El coste para las arcas públicas se valoró en 98,1 millones de euros, y para la Generalitat acabó suponiendo la asunción de la deuda de más de 30 millones.
Como puedes ver en el vídeo a continuación, el asfalto todavía está allí, por supuesto, al igual que algunas barreras, peraltes, el césped artificial y líneas pintadas. Y lo mejor de todo es que, aunque no puedes conducir en el circuito, está abierto al público, por lo que puedes caminar por la antigua pista, aunque ahora algunas secciones son, obviamente, menos un circuito que otras.
Afortunadamente, ese no es el final de la historia. Los terrenos ahora son propiedad de un grupo inversor que está trabajando con el ayuntamiento de Valencia y ambos buscan convertir el terreno en algo más utilizable. Aunque todavía no se han licitado contratos, la pista se está demoliendo cada vez más para prepararla para su próxima vida útil. Eso significa que, si deseas ver lo que queda del antiguo circuito, es probable que tengas un tiempo limitado.