Hace pocos años los coches clásicos cambiaban de manos más frecuentemente, ya que sus precios eran más asequibles que hoy en día. En cierta manera cambiaban de un usuario a otro, se veían en concentraciones, circuitos, quedadas de fin de semana… Ahora esto ocurre cada vez menos. Pero es normal, ¿quién va a meter una reliquia clásica en un circuito? Si tienes un accidente te has dejado 100.000 € en el guardarraíl.. y eso si tienes suerte.
En la década en la que vivimos los coches clásicos se ven sólo en dueños con mucho capital. Los que ahora han cambiado de coche tienen coches más modernos o se han pasado a modelos de otras marcas que están despegando. Y es que sin darnos cuenta la burbuja especulativa ha llegado sin hacer ruido y se ha instaurado con muchísima fuerza en el mundo del automóvil clásico ¿Cuál es el motivo?
Cuando los productos financieros habituales reducen su rentabilidad, los capitales buscan inversiones alternativas, un refugio de valor para grandes fortunas, y ello ha hecho que la especulación con estas obras de arte rodantes se haya disparado en igual medida que la especulación con obras de arte expuestas en grandes museos.
Un ejemplo de la burbuja ha sido especialmente marcada en los Porsche refrigerados por aire o aircooled. Hace unos años era posible comprar un Porsche 911 Carrera de los años 70-80 por entre 10.000 € y 15.000 € en nuestro país. Ahora encontrar alguna unidad de esta maravilla aircooled por menos de 30.000 € (en buenas condiciones) es todo un reto. La especulación con los Porsche 911 también afecta a otros modelos como los 964, 993… estos últimos con valores especialmente desatados en versiones Turbo o de tirada más limitada. Como vivimos en un mundo globalizado, la burbuja de precios no entiende de fronteras, Europa es un mercado único, pero encontramos el mismo panorama en Estados Unidos.
Me centro en Porsche después de ver un 993 Turbo, que costaba 60.000 € en 2008 ahora se cotiza (más o menos) por encima de 150.000€ en Internet. Y según informó AutoBild.es, un concesionario de Ferrari y Maserati de San Francisco pedía por el mismo modelo la cifra de 400.000 euros ¡Sí, esa locura! ¿Quién en su sano juicio, despues de invertir esa fortuna, va a querer jugársela en un circuito?
Y esto en clásicos deportivos, pero igualmente sucede con coches antiguos que hace años comprabas de segunda mano cuando te sacabas el carnet de conducir. Coches como un Peugeot 205 GTi o el Volkswagen GTI de primera generación ya no son las gangas que eran hace unos pocos años: no hay nada aprovechable por menos de 3.000 €, cuando no hace demasiado podías conseguirlos por menos de 1.000 € en condiciones de funcionamiento.
La historia es: ¿es rentable la inversión en un coche clásico? La repuesta es que los amantes de los clásicos cada vez se ven más reacios a invertir en ellos debido a los altos precios. Y es que parece ser que un porcentaje de los que compran estos coches después hacen con ellos el mismo uso que haría un museo o una exposición de clásicos… los compran para especular con ellos: tenerlos un año o dos sin darles apenas uso pretendiendo sacar con ello un jugoso beneficio. Esto pasa sobre todo desde la crisis de 2008/2009, esa que volvió al mundo loco: los bancos no dan nada por tener el dinero invertido en ellos y la gente busca maneras de rentabilizar su dinero.
Hay un apasionado del motor británico Simon Kidston, empresario de compraventa de coches clásicos que dice que está luchando para lograr una mayor transparencia en un mercado «plagado de desinformación y malas prácticas de distribuidores, que comercian con el mismo coche entre sí para inflar su valor o que intentan hacer pasar automóviles por modelos similares más valiosos.»
Según un estudio los inversores se han lanzado al mercado en busca de activos duros con rendimientos fiables. Y esxisten índices que hacen un seguimiento de valores de los autos clásicos que han registrado rendimientos de dos dígitos cada año durante siete años. Una barbaridad que aleja los coches clásicos de quien máslos aprecia, los aficionados.
Para frenar esto Kidston puso en marcha el K500, un índice compilado a partir de los datos de ventas de subastas públicas para 500 modelos muy cotizados. Su sitio web K500 también ofrece una «calificación cobro» y directrices de precios. Entre los coches más subastados están los Ferraris clásicos, Mercedes 300 SL o los Porsche aircooled de antes de 1975.
El empresario desprecia la nueva generación de coleccionistas: «Los coches son como simples activos alternativos, en lugar de algo para ser conducido y disfrutado». La cruda realidad es que es una pena que quien tenga una reliquia clásica guardada en el garaje llegará un momento en el que no podrá utilizarla porque valdrá tanto que dará miedo tener que sacarlo del garaje o que el seguro no le permita seguir guardándolo…
Fuentes: Bloomberg Business, AutoBild, CarSourcing.com,