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Davis Divan 1948 05
Luis Ramos Penabad

Davis Divan, el coche sofá sobre tres ruedas

Pongámonos en situación. Los Estados Unidos de 1945. Durante la Segunda Guerra Mundial el país más importante del mundo lo había pasado mal. Imperaba la austeridad. Desde el azúcar a la gasolina estaban racionadas por el gobierno. Las ventas de coches simplemente no existían y los coches que había eran del periodo prebélico, constamemente reparados.

Cuando se produjo el fin de la guerra fue como contener un tsunami de ganas de poseer coche. La industria automovilística no estaba preparada para el aluvión de pedidos y los proyectos de nuevos vehículos se basaban en antiguos chasis y diseños. Apenas se salvaba el Chevrolet StyleMaster Club Coupé. En un escenario así, comenzaron a florecer a partir de 1945 pequeños fabricantes que querían satisfacer el ansia de automóvil de la población. La mayoría no pasó de un prototipo para convencer a inversores potenciales. Otros ni siquiera llegaron tan lejos.

Las ideas de estos advenedizos eran realmente sorprendentes. Merecerían un reportaje aparte, porque su variedad y fecundidad da para ello. En ese escenario nsurgió en 1948 el Davis Divan. Sí, divan como «asiento alargado para recostarse o tumbarse», que dice la RAE. Era un extraño vehículo de tres ruedas cuya principal característica era su generosa banqueta delantera, capaz de transportar a cuatro pasajeros, la más ancha del mercado.

Este modelo a contracorriente, tenía un planteamiento eminentemente práctico. Despertó mucho interés en la opinión pública e incluso llamó la atención del Ejército de EE.UU., que encargó algunas unidades. ¿Y cómo surgió? Pues donde menos imaginas, en las 500 Millas de Indianápolis. En ellas había participado Joel Thorne, un millonario piloto californiano un tanto excéntrico que conocía bien a Frank Kurtis, un hábil mecánico que acabaría creadno Kurtis-Kraf.

Thorne pidió a Kurtis que le construyera un roadster distinto. Y Kurtis cumplió, creando un coche de tres ruedas (una sola orientable detrás), con motor V8. Era prácticamente ingobernable, así que hubo de cambiar el diseño de las ruedas directrices, imitando a las de la industria aeronáutica. Al final de 1945 es cuando entra en escena Glenn Gordon «Gary» Davis, que se decía diseñador industrial pero que era un vendedor de coches. Se le ocurrió trasladar esta original idea de vehículo al ámbito del transporte particular y desarrollar un coche ligero, de bajo consumo y que aprovechase al máximo aprovechamiento en su interior.

Fue así como surgió el Davis Californian, que poco después se rebautizaría con en el nombre más comercial de Davis Divan. Davis supo vender su historia a los medios de comunicación y, sin nombrar a Kurtis (se atribuyó la autoría intelectual) se pasó por revistas y televisiones anunciando que llevaría el Davis Divan a producción y que se vendería por 1.000 dólares de la época. Los inversores comenzaron a llegar  y se construyeron varios prototipos.

El tercer comenzó a afinarse. Fabricado en aluminio disponía de un eje trasero rígido y una suspensión delantera de horquilla. Su motor inicial fue un pequeño Hercules de 47 CV, sustituído después por un Continental de 63 CV. La transmisión a las ruedas posteriores se realizaba a través de una caja de cambio Borg-Warner de tres relaciones y, en la más larga, el Divan conseguía llegar hasta los 80 km/h. Prestaciones insuficientes en un mercado que comenzaba su idilio con los potentes motores V8 de gran cilindrada.

Aunque como generador de ruido Davis no tenía precio y alargó hasta 1949 su presencia en medios, tras fabricar una pequeña serie de trece unidades con su equipo de ingenieros, Davis entró en franca bancarrota al dispararse los gastos y las deudas. Un engorroso proceso acabó con Davis en la cárcel, condenado a dos años de prisión por no pagar a sus empleados y por fraude, al no haber gestionado bien los recursos de sus franquicidados. El fiscal lo acusó de que «no tener nunca intención de fabricar automóviles».

Hemos indagado en esta historia tras encontrar, en la plataforma Indiegogo, que consiguió el mes pasado el dinero necesario para restaurar una unidad a su estado original. Fue una de las 17 unidades que se fabricaron de este coche tan curioso, como puedes ver en este vídeo:

Más información: Hemmings, Petrolicious
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