Dos mujeres que viven en Even Yehuda (Israel) han dado con una solución creativa a la crisis de vivienda que vive su país. Con los precios de pisos y casas por las nubes han decidido transformar un autobús de transporte público, fuera de uso, en un loft de lujo.
Las dos emprendedoras son Tali Shaul, psicoterapeuta y Hagit Morevski, especialista en tratamiento ecológico de aguas, explican en una entrevista a Xnet.co.il que se conocieron cuando sus hijos se hicieron amigos entre sí. Durante mucho tiempo, buscaron un proyecto creativo y una idea para crear un negocio conjuntamente… y encontraron su inspiración en las páginas de una revista femenina.
«Leí un artículo sobre soluciones alternativas de vivienda, como contenedores y tiendas de campaña», explica Shaul. Fue entonces cuando sugirió a Hagit convertir un viejo autobús de línea en un espacio para vivir.
Esa misma semana, compraron un viejo autobús en el almacén de la compañía israelí de transporte público (el que puedes ver sobre estas líneas) y a partir de ahí comenzaron con la transformación. El autobús fue despojado de todo su interior. Después, Shaul y Morevski decidieron contar con la ayuda de un amigo diseñador, Vered Sofer Drori.
Shaul explicó que una de las decisiones más importantes que debieron tomar era si deseaban mantener la forma original del autobús o convertirlo en un espacio más similar a un contenedor. Al final, las ventanas del bus y el diseño en general se mantuvieron y los cambios más grandes tuvieron lugar en el interior.
Como podrás ver en la galería de fotos, el autobús fue meticulosamente diseñado tanto por dentro, si bien mantiene los rasgos más clásicos . En la transformación no faltan todas las comodidades. Incluye conexiones con toda la infraestructura necesaria para la vivienda, desde agua, electricidad a toda la preinstalación de una caldera y aire acondicionado.
Esta transformación nos ha recordado a aquel bus convertido en sala de estudio y a los proyectos de viviendas de Aristide Antonas para vivir en grúas, buses o incluso camiones cisterna. Y es que, como bien dicen las protagonistas de esta historia: «No hemos inventado la rueda, solamente la hemos convertido en algo más bonito».
Fuente: Xnet
Fotos: Lior Danzing