Los coches autónomos se despuntan como la alternativa de futuro en la automoción internacional. Así al menos lo asegura el Instituto de Ingenieros Eléctricos y Electrónico, IEEE, en sus siglas en inglés, una asociación con presencia en todo el mundo. En concreto, en el año 2040, el 75% de los automóviles que circulen por el mundo tendrán una conducción autónoma, lo que obligará a cambiar otros aspectos del tráfico, como las señalizaciones.
Y es que, siendo la comunicación inteligente entre vehículos la base de la conducción autónoma, los semáforos o las señales de información, advertencia y prohibición, podrían ser cosa del pasado. En palabras del Doctor Alberto Broggi, profesor de Ingeniería Computacional en la Universidad de Parma (Italia), “las intersecciones estarán equipadas con sensores, cámaras y radares y podrán controlar y monitorizar el flujo de tráfico, contribuyendo a eliminar los choques y promoviendo una mejora en la fluidez. Los coches operarán automáticamente, eliminando la necesidad de semáforos».
Una de las grandes novedades que conllevaría la conducción autónoma sería la instalación de carriles específicos, que mejorarían la fluidez del tráfico, aumentando la velocidad de circulación de los automóviles hasta los 160 kilómetros por hora.
A pesar de que el sector vive tiempos complicados, el IEEE vaticina el auge en un futuro próximo del modelo de coche compartido, que además, con la conducción autónoma, podrá ser utilizado por gente de todas las edades, sin necesidad de que tengan carné. “Los fabricantes de coches ya han empezado a incorporar dispositivos automáticos, entre los que se encuentran la asistencia al aparcamiento, los sistemas de frenada automática y la protección contra el sueño del conductor, ayudando a la gente a familiarizarse con las tecnologías sin conductor. En los próximos 28 años, el uso de tecnologías de automatización provocará un efecto bola de nieve de aceptación, y los vehículos sin conductor dominarán la carretera”, concluye Broggi.
Vía: Autofácil