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Christian Benjumea

Kapi, la marca española de microcoches pionera en las imitaciones

Después de relataros la interesante historia detrás de Automóviles David, seguimos en nuestro empeño de acercar grandes pequeños hitos de la historia de nuestra industria automovilística a los lectores.

Es por ello, que no hemos podido resistirnos a redactar este artículo sobre Kapi, una de las marcas de microcoches españolas más representativas y simpáticas de las que hay constancia.

Los orígenes de esta marca, nos llevan hasta un señor y una pequeña ciudad. El hombre se llama Federico Saldaña Ramos, y la localidad en la que fundó su compañia fue Burgos.

Era 1950, y Federico, que era Capitán de Infantería, encontró rápidamente el apoyo en personalidades como el Capitán General ,y el gobernador civil de Burgos. Quienes quedaron maravillados ante las ideas que presentaba el señor Saldaña.

Inmediatamente se dispuso a registrar su primera patente y deslocalizó su recientemente fundada empresa de Burgos a Barcelona.

En Barcelona, Kapi repartió su actividad en distintas calles de la ciudad condal donde abrió fábricas y oficinas administrativas.

En cuanto al porqué del nombre, Kapi viene de Capi,haciendo referencia al mando militar del capitán Saldaña. En cuanto a la «K», lo que pretendía Saldaña era asociar el nombre a un estatus más «internacional«.

Lo que no podía preveer, es que el uso de la letra K se convirtiría posteriormente en una de las señas de identidad del movimiento anarquista.

El sueño de Kapi, apenas duró seis años (1950-1956), y en cuanto al número de unidades fabricadas hay bastante confusión.
El número estaría entre 70 y 300, variaciones que se deben a la falta de documentación clara al respecto.

Según comentan aquellos que han tenido un acceso más cercano a la escasa documentación de Kapi, la compañía era un caos desde el punto organizativo y metodológico. Aspecto que quizás explica el diseño y la producción de algunos de sus modelos.

Si bien el primer el modelo de Kapi salió de la fábrica de Barcelona en 1950. Tratándose de un microcoche con motor Montesa de 125 cc y una velocidad máxima de 50 km/h, Kapi cobraría especial relevancia un año más tarde. Y muy especialmente un año antes a su cierre. Así, los modelos más relevantes de Kapi, fueron los siguientes:

Kapiscooter

En 1951,la marca lanzaría el Kapiscooter. El que sería el modelo más famoso y vendido de la marca, era un triciclo con dos variaciones. Una con motor Hispano Villiers de 125 cc, óptima para el transporte de mercancías, y otra con motor Fita AMC de 175 cc.

Para ambas opciones, la transmisión era únicamente a una rueda.

Chiqui

Un coche de nombre juguetón como la marca. Aunque pareciese que se trataba también de un triciclo, tenía dos ruedas traseras muy juntas de las otras. Su precio de venta por entonces era de 26.000 pesetas, y si te preguntas por qué te resulta familiar su diseño, es debido a que guarda un aire con la T2 de Volkswagen.

El Lujo

Como su propio nombre indica, se trataba de la versión premium de Kapi. Con un precio de 32.500 pesetas, su diseño nos resulta algo bizarro. Por no decir que parece que se ha derretido con el sol…

El Platillo Volante

Fue una versión modificada del Kapiscooter, y equipada con un motor de 8.5 CV de Villiers que resultaba en una velocidad máxima de 96 Km/h. Algo nada desdeñable para la época.

El Jip

No hace falta ser Sherlock Holmes, para deducir a quién hace referencia su nombre. La versión patria del Willys Jeep, era estoica y simple pero no por ello menos interesante. Y sí, no era nada original, pero, ¿podríamos estar ante una de las primeras grandes imitaciones de coches de la historia?

M190

Si el Jip no era suficiente, llega la siguiente gran y atrevida (vale, mejor dicho, descarada) imitación. El M190.
Al igual que con el Jip, su nombre y aspecto nos recuerda a los coches de juguetes que cambian levemente su nombre para no verse inmersos en problemas legales. No obstante, habría que ser muy poco avispado para no darse cuenta.

Esta copia del Mercedes Benz 190, suponemos que no llegó a conocimientos de los de Stuttgart, porque de hacerlo se llevarían las manos a la cabeza ante lo descarado que era el logo con una X serigrafiada.

En 1956, ante el asfixio de los problemas financieros, Kapi cierra definitavemente sus puertas. Una historia de excentricidades, diseños surrealistas y otros robados, que pese a todos los defectos que podrían tener, hay algo de lo que no pecaban.

De indiferencia.

Fuentes: Grupo7, Autopasión18Jalopnik

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