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Luis Ramos Penabad

Las intersecciones en diamante para grandes cruces

Los diseños de los intercambiadores de carreteras no funcionan bien con grandes volúmenes de coches y los atascos a las salidas de las autovías lo demuestran cada vez que hay mucho tráfico.

Hay dos motivos principales. Por un lado, son demasiado rígidos y no se adaptan a los patrones de tráfico en cada momento. Por otro, la red de infraestructuras se diseñó para ser organizada con muchos semáforos y señales de parada, así que no fomentan un tráfico fluido.

Una solución para pequeñas vías que todos conocemos son las rotondas, que no son perfectas cuando hay mucha circulación (a veces incluso peligrosas, por lo que conviene saber cómo circular por ellas) pero que pueden mejorarse, como demuestran las turbo-rotondas de Grado en Asturias.

En 2009 el magazine Popular Science nombró las “intersecciones divergentes en diamante” como una de las mejores innovaciones del año en la categoría de ingeniería. Técnicamente conocidas como DDI (diverging diamond interchange), estos cruces sobre o bajo las autopistas son una nueva forma de intersección que, como obliga a los conductores a cambiar al carril contrario temporalmente, reduce los puntos de conflicto.

Hasta 2009 los únicos cruces de este tipo existían en Francia, en las cercanías de Versalles, Le Perreux-sur-Marne y Seclin. En julio de ese mismo año los ingenieros de tráfico en Springfield, Missouri, instalaron el primero de EE.UU. para reconfigurar un atascado intercambiador en la I-44 cerca de Kansas.

El sistema, básicamente, elimina los cruces de los vehículos que salen de la autopista, evitando que tengan que parar y enfrentarse al tráfico en dirección contraria. Así los coches tienen acceso ininterrumpido a la carretera de salida sin señales de stop o ceda el paso, lo que según los expertos puede reducir la obstrucción del vial de salida hasta un 60 %.

Lo único que se necesitan son dos semáforos de ciclo corto que permitan volver a poner el tráfico en dirección normal, en vez de los seis o más que hay en otros diseños de intersección para el mismo número de carriles. Parece un lío, sí, así que lo mejor es  verlo en vídeo:

¿Los beneficios? Menos puntos de conflicto (14 para los DDI, 26 para convencionales), una mejor distancia visual en las curvas, la capacidad de calmar las características del tráfico cuando se desee (gracias a la regulación en sólo dos puntos) y pasos de peatones más cortos.

Y gustan. Una encuesta entre los conductores después de instalarse el cruce en Springfield reveló que, a pesar de que acababan de conocerlo, un 97% de conductores se sentían más seguros con este cruce que con el que había antes. Este éxito ha logrado que otros organismos de ingeniería civil a examinar el diseño. Gracias a su precio-eficacia ya se ha instalado en varios cruces de carreteras de Kansas City y St. Louis. ¿Crees que llegarán a España?

Vía: Cooking ideas

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