Esta tecnología resulta muy sencilla ya que desaparecen sistemas como el de refrigeración, el de encendido o el del depósito del combustible. Las consecuencias son una reducción de costes de producción y un menor desgaste de carreteras gracias a que los vehículos son mucho más ligeros. Por ejemplo, el modelo OneCAT, del fabricante MDI, pesa unos 350 kilos y llega a tener hasta 5 plazas.
Si volvemos al tema principal, el tanque de aire comprimido, hay que destacar que tiene un uso mayor de vida que el de una batería eléctrica. Tiene la opción de recargarse más veces y en menor tiempo. Se supone que esta tecnología ofrece la opción de instalarse a posteriori y que se puede combinar con un motor convencional o uno eléctrico. Por ello, algunos fabricantes tienen como objetivo comercializar un sistema denominado de propulsión eléctrica híbrida-neumática.
Otro de los modelos que destaca es el denominado CityCAT (MDI). Este vehículo dispone de cuatro puertas y alcanza una velocidad máxima de 110 km/h. Es interesante destacar que tiene una autonomía de 200 kilómetros.
Y, ¿para repostar? El proceso es sencillo e indoloro. El repostaje del CityCAT se realiza en apenas unos minutos en estaciones equipadas para la ocasión. Éstas cuentan con unidades de aire comprimido, con un coste muy asequible, unos dos euros.
Aquello conductores que deban hacer frente al repostaje, simplemente, pueden conectarse a la red eléctrica, utilizar el compresor, incorporado en el propio coche, y llenar su tanque para unas cuatro horas.
El precio de este tipo de modelos ronda los 3.000 euros. Queda claro de todos los tipos y modelos de motor, estos resultan los más asequibles para el bolsillo. No sólo en el precio por unidad, sino también a la hora del gasto que supone llenar el tanque. Según alguno de los defensores de estos modelos,la generalización de su uso, traería un sistema mucho más barato que el de los combustibles fósiles.