El ingeniero Guy Negre, que durante muchos años prestó sus servicios en la Fórmula 1, es el responsable del desarrollo de un vehículo propulsado por aire comprimido. Bautizado como Mini Cat, se trata de un concepto de vehículo urbano sencillo, con chasis en forma de tubo y una estructura de fibra de vidrio.
Un pequeño microprocesador se encarga de controlar todas las funciones eléctricas del automóvil, a través de un radio transmisor que manda instrucciones a las luces, los intermitentes y demás elementos eléctricos. Según afirman los responsables de su desarrollo, el coste de circulación del vehículo es de 50 céntimos por cada 100 kilómetros, lo cual es alrededor de una décima parte del coste de un automóvil de gasolina.
El propulsor permite una velocidad máxima de 105 km/h y una autonomía aproximada de 300 kilómetros, cifra muy superior a la que ofrecen los eléctricos. Su abastecimiento se realizará en gasolineras convencionales, donde serán instalados compresores de aires espaciales.
Llenar el tanque llevará tan solo entre dos o tres minutos, con un coste aproximado de 1,5 euros. Para los que pueden permitirse su instalación, el automóvil también podrá repostar en una vivienda particular, simpre que el propietaro cuente con su propio compresor. En tal caso, el tiempo completo de abastecimiento se establece entre las tres y cuatro horas.
El gasto de mantenimiento del Mini Cat es mínimo, y es que al no haber combustión en el motor, el cambio de un litro de aceite (vegetal) solo es necesario cada 50.000 kilómetros.
Según las previsiones, de cumplirse los plazos previstos, el próximo mes de agosto comenzará la producción de las primeras unidades comerciales, gracias al acuerdo firmado con el fabricante indio Tata.