La tecnología puede darte disgustos. Y si no, que le pregunten a Victoria Ambrose, una mujer de Ontario (Canadá) a la que un juez no creyó su testimonio. Según ella, cuando miraba su Apple Watch tan sólo estaba controlando el tiempo. No pudo librarse de la multa por conducir distraida.
La historia comenzó cuando Victoria Ambrose fue detenida el pasado abril en un semáforo en rojo en South Ring Road. El oficial de policía notó el brillo de un dispositivo electrónico y en su testimonio ante el tribunal asegura que la vio mirando hacia arriba y hacia abajo, hasta cuatro veces.
Cuando la luz se puso verde, los coches ante el de Ambrose arrancaron y avanzaron, pero ella permaneció inmóvil entorpeciendo el tráfico hasta que el policía le dio luces. El policía la detuvo y la multó. Y es que, según las leyes canadienses, para evitar las distracciones al volante, se prohibe conducir «mientras sujeta o usa un dispositivo portátil de comunicación inalámbrica».
Ambrose argumentó que esto no ocurría en su caso, ya que solamente quería saber qué hora era. Esto requiere tocar el Apple Watch para activarlo, pero no estaba conectado a un dispositivo de comunicación externa. Pero el juez Lloyd Phillipps consideró el dispositivo como un «teléfono pegado en la muñeca». Si es preciso tocarlo para activarlo, puede distraer (y el oficial de policía así lo certificó). De ahí que la multase con 400 dólares. «Incluso con su miniaturización y tecnología moderna, un reloj de Apple no es más seguro que un móvil», dijo el Juez
Las distracciones también se multan en España. Salvo usar el móvil y el GPS, que tienen sanción explícita, no existen ninguna regulación en concreto en las normas de tráfico para otros dispositivos como los relojes inteligentes (Apple Wath y similares)
El artículo 18 del Reglamento General de circulación, indica que el conductor puede ser multado si el agente así lo considera. Según ese mismo artículo, «el conductor de un vehículo está obligado a mantener su propia libertad de movimientos, el campo necesario de visión y la atención permanente a la conducción, que garanticen su propia seguridad, la del resto de los ocupantes del vehículo y la de los demás usuarios de la vía”
Esto da lugar a multas curiosas, como por rascarse la oreja, girar la cabeza o incluso hablar con el acompañante.
Vía: BBC