El Ministerio de Transportes y Movilidad Sostenible refuerza planea mejorar la movilidad y seguridad vial en la Comunidad de Madrid mediante una inversión de 360 millones de euros que van a ir directos a la licitación de cinco proyectos en las autovías A-1, A-2, A-4 y A-42 para acabar con los atascos de Madrid.
Ahora bien, el hecho de hacer más carriles en las autopistas de la capital no tiene que significar una reducción directa de los atascos que nos encontramos todas las mañanas y tardes. Esto es la Paradoja de Braess y tenemos antecedentes que lo corroboran.
La información oficial
El Ministerio de Transportes y Movilidad Sostenible ha anunciado una inversión significativa de 360 millones de euros (IVA incluido) para fortalecer los accesos viarios a la capital española. En noviembre, se licitaron cinco proyectos con un presupuesto total de 15,57 millones de euros (IVA incluido) para mejorar la capacidad, reordenar accesos y optimizar conexiones en tramos clave de las autovías A-1, A-2, A-4 y A-42 en la Comunidad de Madrid.
Estos proyectos afectarán a 36 kilómetros de las principales arterias de la Red de Carreteras del Estado en la provincia de Madrid, con el objetivo de mejorar la seguridad vial, la capacidad y la fluidez del tráfico.
Entre las actuaciones planificadas se encuentra la ampliación a tres carriles de la Autovía del Norte A-1, mejoras en la Autovía del Nordeste A-2, la ampliación de la capacidad de la Variante de la Autovía A-4 y la adecuación de la Autovía A-42 con la construcción de un tercer carril.
La teoría oficial
Aunque las mejoras propuestas por el Ministerio buscan optimizar la movilidad, la Paradoja de Braess sugiere que la adición de capacidad a una red de transporte puede tener consecuencias inesperadas. Esta paradoja destaca que la optimización individual de rutas por parte de los conductores podría, contraproducentemente, aumentar la congestión y los tiempos de viaje diarios, incluso con inversiones destinadas a mejorar la infraestructura vial.
En términos más simples: si todos los conductores conducimos por la ruta más corta en una red de carreteras, la adición de una nueva carretera más rápida debería mejorar el flujo de tráfico y reducir los tiempos de viaje. Sin embargo, en la paradoja de Braess, cuando los conductores eligen sus rutas de manera egoísta para minimizar sus tiempos de viaje individuales, la introducción de una nueva carretera puede dar lugar a que más conductores la elijan, lo que aumenta la congestión en todas las rutas y, en última instancia, resulta en tiempos de viaje más largos para todos.
Vamos, que más carriles no es sinónimo de tráfico más fluido.
La recogida de cable oficial
Nos tenemos que remontar a 2015 cuando el Departamento de Transporte de California (Caltrans) reconoció de forma pública que más carriles supuso un aumento del tráfico. Según el estudio de la Doctora e investigadora Susan Handy, se destaca que el aumento de la capacidad vial en un 10% resulta en un incremento del 3-6% en millas de vehículos a corto plazo y del 6-10% a largo plazo.
Este estudio reconoce que gran parte del tráfico adicional no proviene simplemente de rutas alternativas, sino que representa viajes totalmente nuevos, incluyendo desplazamientos de ocio, antiguos usuarios de transporte público o de coche compartido, y cambios en patrones de desarrollo urbano. En resumen, este estudio y la recogida de cable a posteriori de Caltrans, plantean interrogantes sobre los planes de construir nuevas carreteras (o ampliar las existentes) y subraya la necesidad de cambios en las políticas para abordar los efectos de la demanda inducida en el uso del transporte.
En nuestra retina siempre quedará la típica foto de EE.UU que ilustró el día de acción de gracias de 2017 o la autopista de Alejandría de 10 carriles que pasa por encima de la playa siendo un atentado urbanístico y una aberración a partes iguales.
Fuentes: Bloomberg, Caltrans, X, Ministerio de Transportes y Movilidad Sostenible.