Desde la aparición de los patinetes eléctricos en las carreteras han sido necesarios algunos cambios en su regulación a nivel legal. Considerados como vehículos de movilidad personal (VMP), tienen limitaciones en su velocidad y en entrada a zonas peatonales, además de obligaciones como no hacer uso del móvil o no superar las mismas tasas de alcohol. Sin embargo, todavía hay muchos que no cumplen al pie de la letra y es uno de los principales motivos para que sean los que más preocupan a los peatones mayores.
En una campaña reciente llevada a cabo por la Fundación RACE y el Grupo Santalucía, se hicieron actividades con casi 2.000 personas de 65 años en adelante, incluyendo una encuesta de movilidad con 700 participantes, y se sacaron algunas conclusiones. La más llamativa fue que, cuando circulan como peatones, un 83 % sienten preocupación por conflictos con patinetes eléctricos. Fue la cifra más elevada del estudio, que también reflejó que a un 59 % les inquietan los ciclistas y un 51 % ve dificultades en los itinerarios peatonales.
Es algo lógico, porque son vehículos que son pequeños, no hacen ruido (por lo tanto son difíciles de percibir) y todavía no todos sus usuarios tienen claras las normas. Aunque también se plantearon algunas cuestiones sobre las ciudades y su adaptación a este público. Los mayores de 65 pedían eliminar barreras arquitectónicas y mejorar mantenimiento de las aceras. También se quejaban de los vehículos mal aparcados, de la poca visibilidad en cruces y de los reducidos tiempos que tienen para cruzar los peatones en los semáforos.
Todo son cuestiones bastante lógicas y mejorables para reducir la siniestralidad en esta franja de edad, que supuso el 26 % del total en 2020. Son el grupo más vulnerable (junto a los niños) y eso hace que su índice de letalidad sea de 4,2 frente al 1,2 del resto de grupos de población. Es importante que, tanto como peatones como cuando son conductores, se escuchen sus demandas y se mejoren algunas cosas. Otra cuestión, ahora mientras conducen es la complejidad que les supone el uso de los sistemas de retención infantil.
Más de un tercio han tenido que utilizar las sillitas para llevar a los pequeños de la casa y no les resulta nada fácil. Más de un 40 % reconoce que les resultó complicada su instalación y más del 30% dudaron sobre su correcta colocación. En este apartado también es importante el papel educativo y la facilidad de uso de los dispositivos.
Fuente: RACE