Hoy vamos a remontanos a la primera estapa de la historia del automovilismo deportivo. Las primeras carreras de coches datan en el año 1894, cuando las pruebas de resistencia para los pilotos y sus coches se llevaban a cabo de pueblo en pueblo y en distancias cortas hasta ir aumentando los kilómetros y la dificultad en las pruebas.
Así eran estas máquinas, los primeros coches de carreras del mundo, encargados de escribier las primeras páginas de la competición automovilística, mucho antes de la creación de la Fórmula 1, ya en 1950.
Los coches de carreras del siglo XIX
Los coches de 1894 eran de chasis muy parecidos al de los coches de caballos, se guiaban por un volante por fuera, un manillar o sencillamente con una palanca que actuaba sobre la dirección. Eran máquinas ruidosas, en ocasiones humeantes pero, sobre todo, rápidas. Las ruedas, al ser de madera, registraban algún que otro accidente ya que las carreteras no estaban en las mejores condiciones por aquella época: eran tierra apisonada sin asfaltar, como recordarás en nuestra historia de las carreteras.
Fue a comienzos del siglo XX, 1900 cuando se registraron las primeras carreras de la historia como la Copa Gordon Bennett los vehículos ya habían pegado un salto tecnológico e innovador.
Mors 60 HP (1901)
Este coche de 1901 fue uno de los más ilustres entre los que construyó la Mors debido a que aquel mismo año obtuvo su mayor éxito en la carrera de París-Berlín. Se trataba de carreras que sometían al medio mecánico a grandes esfuerzos, si se tienen en cuenta las condiciones de las vías de entonces.
El 60HP de 1901 estaba propulsado por un motor de cuatro cilindros en línea de 9.236 cc con encendido magnético de baja tensión y válvulas laterales. El cambio era de 4 marchas y el chasis de acero. Este vehículo sólo iba provisto de frenos en las ruedas posteriores. La transmisión era por cadena.
Napier 30 HP (1902)
El Napier 30 HP se preparó para la Copa Gordon Bennett y, al contrario de lo que había hecho la compañía hasta entonces, fue equipado con un motor de cilindrada relativamente modesta, que sin embargo, proporcionaba una potencia de 45 CV y no de 30, como debería indicar su sigla. Otra novedad introducida por la Napier con este coche fue la transmisión por cardán. El piloto Selwyn Francis Edge fue quién lo hizo famoso.
Renault (1906)
Participó en la carrera de la muerte (París-Madrid). Era un coche convencional, accionado por un motor de 4 cilindros de aproximadamente 13.000 cc, con una potencia de 90 CV a 1.200 revoluciones. El motor era de válvulas laterales alimentado por un único carburador, con un cambio de tres marchas, transmisión por cardán y las suspensiones anteriores y posteriores por ballestas semielípticas, integradas por amortiguadores hidráulicos de doble efecto construidos directamente por Renault (se usaba por primera vez en un coche de carreras).
El secreto de Renault fueron las ruedas traseras con llantas desmontables. Gracias a eso durante la carrera sólo eran necesarias dos personas para cambiar las ruedas en menos de 4 minutos.
Fiat 130 HP (1907)
En la carrera de la Targa Forio Fiat se proponía poner fin a la supremacía francesa y para ello creó una nueva fórmula con un motor de 4 cilindros de doble línea de 130 CV a 1600 rpm. El conductor cambiaba de marcha a través de un embrague multidisco y tenía a su disposición cuatro velocidades y marcha atrás a través de una transmisión de cadena. Para detener el coche había un freno de pie en el engranaje diferencial y un freno de mano en las ruedas traseras.
En 1907 hubo cambios, se introdujo el criterio de consumo (30 litros cada 100 Km. como máximo) y se abolió toda limitación de peso y de cilindrada. En 1908 se volvió al peso mínimo (1150 Kg. sin tener en cuenta el combustible ni el agua de refrigeración, así como tampoco los equipos, las protecciones y las ruedas de repuesto). También se intervino parcialmente en la cilindrada, imponiendo que el diámetro interior de los 4 cilindros no superase los 155 mm o los 127 mm en los motores de 6 cilindros, dejando en plena libertad en cuanto a la carrera del pistón. En el Gran Premio de Francia no se admitieron los 8 cilindros.
El Fiat SB-4 (1908)
Fue conocido en el circuito de Brooklands en 1908. Equipado con un motor de 4 cilindros verticales, con 18146cc, 175cv a 1200rpm. La transmisión era por cadena. El SB-4 fue el 2º vehículo de mayor cilindrada construido por la Fiat para las carreras, solo superado por el S.76 de 1911, cuyos 4 cilindros sumaban 28353cc y 290cv a 1900rpm. Su velocidad máxima era de 220km/h.
Fiat S76 (1911)
El Fiat S76, conocido como el FIAT de 300 Hp del Récord y apodado como La Bestia de Turín fue construido en 1911, con un motor de cuatro cilindros de 21.5 litros que desarrollaba 200 CV, contaba con otro tetracilíndrico con una cilindrada de 28.4 litros que desarrollaba nada menos que 290 CV a 1.900 rpm.
El coche se convirtió en 1911 en el más rápido del mundo gracias al piloto Pietro Bordino y a su increíble conducción en Saltburn Sands.
Durante los años de la primera Guerra mundial (1914- 1918) los coches y circuitos se fueron renovando. El Fiat 804 (1922) que fue el primer automóvil de carreras con el motor sobrealimentado, y se mantuvo esta misma fórmula hasta 1925. Tendría un motor de 6 cilindros pero en lugar de 4 válvulas por cilindro, el diseñado retornó a 2 válvulas por cilindro que era aparentemente un acuerdo lo suficientemente eficaz para introducirlo en la competición.
Mercedes-Benz ‘Teardrop’ (1923)
En ese tiempo, los ingenieros alemanes diseñaron coches de carrera únicos, como el Mercedes-Benz con su cuerpo aerodinámico ‘teardrop’ (literalmente: forma de gota) introducido en 1923 en el Grand Prix Europeo en Monza. Los vehículos de esa época eran monoplazas con motores de 8 o 16 cilindros produciendo más de 600 CV, utilizando como combustible naftas basadas en alcohol.
Bugatti Type 35 (1924)
Después de la Primera Guerra Mundial Bugatti continuó construyendo coches de carreras. La gran oportunidad llegó en 1921 cuando un equipo de 5 coches de Bugattis entró en el Voiturette GP en Brescia y volvió a casa con los primeros cuatro puestos. En 1924 construyó el coche que se convirtió en leyenda: el Bugatti type 35. Equipado con un motor de 8 cilindros en línea alcanzaba los 135 CV a 5300 rpm.
En esta época empezaron a presribirse reglas adicionales: anchura mínima de la carrocería de 80 cm, en 1927 se llegó al concepto de monoplaza (manteniéndose la anchura máxima de 80 cm), también se redujo la cilindrada y el peso mínimo se elevó a 700 Kg.
Durante la época conocida como Fórmula libre (1928) las competiciones eran sin apenas reglas sobre el tamaño y peso del motor. Importantes nombres individuales y de marcas emergieron durante este tiempo, durante el cual se va a cambió definitivamente la cara del diseño de automóviles y su ingeniería. Liderados por Bugatti, los equipos franceses dominaron la comperición, hasta los últimos años de la década de los 20, cuando los italianos como Alfa Romeo empezó a vencerlos regularmente.
Bentley 6-6 (1929)
Los coches que marcaron un hito fue el Bentley: los 6-6, es decir seis litros y motor de 6 cilindros, dieron a este speed 6 alguna que otra victoria.
Alfa Romeo 2300 tipo LeMans (1931)
El Alfa Romeo 8C, motor en línea de 2.3 litros y 8 cilindros, fue uno de los más famosos coches de carreras de la época. Un GT de carreras deportivo y monoplaza su versión 2300 Tipo Le Mans le permitió a Alfa Romeo convertirse en el primer constructor italiano en ganar las 24 Horas.
Bugatti Tipo 57 (1933)
El Bugatti Tipo 57, presentado en 1933, fue el primer coche de carretera de alta gama, basado en un modelo de lujo deportivo. Obtuvo dos victorias en las 24 Horas de Le Mans, en una versión que le valió el apodo de ‘tanque‘.
Ferrari 125 S (1947)
Fue el primer coche en llevar el emblema Ferrari. El motor V12 estaba diseñado por Gioacchino Colombo, con alguna contribución de Giuseppe Busso y Luigi Bazzi. Se realizó en versiones Sport y de competición, con tipos de carrocería diferentes pero con chasis y mecánicas prácticamente idénticos.
Fuente: Scott Grundfor. CO, TheFormulaoneGP, GrandPrixCars