Hablar del Renault 18, es hablar de un señor coche. Sobrio, conservador, fiable, si había algo que infundía este coche era respeto. La berlina perfecta para aquel que ya no tenía que demostrarle nada a nadie y que por ello resultaba extrañamente atractivo.
Elegido coche del año en España en el año 1979, su producción en nuestro país dio comienzo allá por el año 78 y a cargo de la ya extinguida FASA-Renault. Diseñado por el ingeniero jefe de Renault, Gaston Juchet, el R18 heredaba el diseño lineal de sus hermanos mayores como el R16 y con unos interiores bastante vanguardistas para la época.
Sustituyendo al R12, su producción en Valladolid comenzó con la oferta única del R18 con el acabado GTS. La cual de todos modos, era la versión más completa.
Si hablamos del motor tenemos que quitarnos el sombrero. Y es que quien lo tuvo, o incluso lo sigue teniendo, lo sabe. El comportamiento de este era de un espartano que ofrecía al conductor la confianza de saber que no va a dejarte tirado. El motor (Renault 18 GTS, 1982), de cuatro cilindros en línea y dos válvulas por cilindro, ofrecía en su versión española la potencia de 79 CV, con la que se conseguían alcanzar velocidades máximas cercanas a 165 km/h. ¿Espectacular? No. ¿Suficiente? Desde luego.
Cabe aquí mencionar, que el motor de la versión GTS no era otro que el Cleón-Alu A-Type. El mismo que equipaba con una mayor cilindrada coches de competición tan míticos como el Alpine A110. En el caso del Renault 18, la cilindrada era de 1.647 cc.
En cuanto a la transmisión, esta comenzó siendo manual de 5 velocidades, con la posibilidad de optar por una automática con tres velocidades. Así mismo, si bien posteriormente llegaría la versión diésel, en nuestro país comenzó a venderse única y principalmente la versión de gasolina.
En cuanto al precio del Renault-18 GTS, investigando en documentos históricos, este oscilaba alrededor de las 543.100 pesetas. Un precio bastante reseñable que en cierta forma reafirmaba su posicionamiento en coches de una gama media-alta, sin entrar en un plano más elitista. Un predilecto entre muchas familias que destacaban especialmente su comodidad tanto en su conducción como en general en su seguridad, pero con cierto matices en este sentido. Ya que no son pocos los que han conducido el R18 que señalan que el comportamiento de los frenos dejaba bastante que desear, y que la amortiguación era demasiado blanda. Defectos a los que habría que sumar un consumo bastante elevado y un maletero con capacidad de carga pequeña para estar enfocado a familias. No obstante, pese a todo ello, era un coche que valía bastante la pena y con una calidad superior a la media del mercado español.
Para aquellos a los que la versión GTS se le quedaba corta de potencia y demandaban una mayor deportividad, la versión Turbo fue la que vino a cumplir sus deseos. Y es que el R18 Turbo, como bien señala su nombre, equipaba un motor turbo en un coche que si bien no era muy económico de precio, tampoco estaba muy lejos del poder adquisitivo de una familia media como si lo estaba obviamente un 911, por ejemplo.
La producción del turbo en nuestro país, daría oficialmente comienzo en el año 82. Significativamente más caro que el R18GTS, seguía siendo bastante competitivo en el plano calidad/precio.
Como uno podría suponer, respecto al GTS tendría que haber un incremento en la potencia del motor. Obviamente era así, y es que el R18 Turbo equipaba un motor de 110 CV con una velocidad máxima de 185 km/h. El consumo, paralelamente volvió a incrementarse hasta los 9,2 litros a los 100.
Pese a que era bastante interesante esta primera edición del R18 Turbo, la opción más rentable era esperarse hasta el restyling en el 83 del mismo. Se incrementaba la potencia en 15 CV más y el consumo aumentaba pero a una proporción mucho más pequeña. Además, el diseño, sin dejar de ser sobrio y discreto adquirió unos rasgos más «aerodinámicos» y propios de un deportivo.
Volviendo a la actualidad, y a pesar de que podamos considerar al R18 en todas sus versiones como un coche clásico, su cotización en el mercado no lo reconoce como tal. Por lo que por una parte es una pena que sea tan infravalorado, y por la otra, es una suerte que si encuentras uno en venta no tengas que empeñar ningún órgano. Y a ti, ¿te gustaría tener un R18?
Fuentes: Piel de toro, Cosas de coches