La electrificación tiene como objetivo la reducción de emisiones a nivel global. Es por eso que se está insistiendo tanto en que el sector automotriz la adopte con tanta rapidez y por lo que otras tecnologías están recibiendo restricciones ejemplares. Sin embargo, no todo es hacer coches que tengan un sistema de propulsión eléctrico, hay otros factores que influyen en su eficiencia. Ahora se desvela que tantos SUV están impidiendo reducir las emisiones en la medida que se buscaba.
Esa es una de las conclusiones del estudio presentado por Global Fuel Economy Initiative, que creen que ese auge de las ventas de todocaminos está ralentizando la reducción de emisiones. En los últimos años hemos visto como prácticamente desaparecían carrocerías como la de los monovolúmenes o las berlinas, dando paso a cada vez un mayor número de crossover. Son vehículos claramente más grandes, más pesados y menos eficientes a nivel aerodinámico; algo que va a estar directamente relacionado con su contaminación.
Un dato que llama mucho la atención es que las emisiones podrían haberse reducido entre 2010 y 2022 hasta un 30 %más si los coches hubieran mantenido su tamaño. Lo cierto es que hace una década apenas existían los vehículos de batería y el peso no era un problema, pero es que ahora estamos superando los 1.500 kg de media por coche. Con los SUV representando más de la mitad del mercado, tamaños cada vez superiores y más eléctricos por venir no es de extrañar que la reducción en demanda de energía se esté ralentizando.
Es cierto que de cara a futuro cada vez tendremos menos emisiones de CO2 o de NOx, pero estos vehículos tampoco tienen una eficiencia energética para tirar cohetes. Entre 2020 y 2022 esa tasa se redujo un 4,2 %, un dato positivo, pero que podría ser mejor si los coches no fueran tan grandes y pesados. Europa y China son los mercados que más contribuyen a la reducción, mientras que Estados Unidos se queda por detrás. Los eléctricosutilizan entre tres y seis veces menos energía que los de combustión para recorrer la misma distancia, pero siguen teniendo el problema del sobrepeso.
Algunas propuestas pasan por pedir a los gobiernos que establezcan límites para el tamaño de los coches, así como regulaciones más estrictas para coches de empresas, taxis o flotas gubernamentales. También seguir quitando ayudas a los combustibles fósiles y ayudas a la compra de electrificados. En todo caso, algo tendrá que cambiar si se quieren alcanzar los objetivos fijados para 2030.
Fuente: GFEI