Recientemente se ha descubierto que Tesla tenía un «equipo de desviación» que tenía un cometido muy concreto y algo turbio. Ante un reciente aumento de protestas por parte de sus clientes, que pedían visitar el servicio oficial porque pensaban que sus coches tenían un defecto, este equipo decidía hacer la vista gorda y cancelar su petición. Era en todos aquellos casos que tenían que ver con quejas por la autonomía, que en algunos de sus vehículos podía llegar a reducirse a la mitad en algunas condiciones.
Como decíamos, estos trabajadores afincados en Las Vegas tenían órdenes de desestimar y despachar esas peticiones de los clientes por la vía rápida. La respuesta estándar era que se había llevado a cabo un diagnóstico remoto del vehículo y que la batería estaba en buen estado, por eso cancelaban su visita al taller de forma unilateral. Se conoce que los centros de servicio de Tesla tenían muchas citas en los últimos tiempos y andaban algo abrumados. Por eso los de arriba decidieron llevar a cabo esta jugarreta.
Los gerentes les dijeron a sus empleados que ahorraban en torno a 1.000 dólares a la compañía por cada cita cancelada, así que se lo tomaron en serio y se llegaron a cerrar cientos de casos por semana. La queja que más desestimaban era esa sobre una reducción de la autonomía, algo que probablemente no necesitase reparación, pero que estaba alimentada por los anuncios de la propia empresa. Y es que Tesla, presuntamente, también exageró las cifras de autonomía de sus vehículos en algunas promociones.
Fuente: Automotive News