Más rápido que un avión y aproximadamente por la mitad del precio. Esa es la promesa que hace el TransPod FluxJet, un tren de tubo de vacío al estilo del Hyperloop de Tesla, que aseguran que recorrerá la distancia entre las ciudades canadienses de Calgary a Edmonton (300 km) en 45 minutos.
Presentado la semana pasada, este nuevo sistema de transporte terrestre de ultra alta velocidad es compatible con el uso de fuentes de energía limpias y promete «innovaciones revolucionarias en propulsión y avances tecnológicos en la transmisión de energía sin contacto y un nuevo campo físico llamado flujo de vigilancia».
En resumen, se trata de la misma promesa que se ha hecho desde que se enviaban mensajes dentro de edificios por tubos neumáticos, tan de moda en el siglo XIX: Se minimiza la resistencia del aire para que la cápsula viaje casi en el vacío y entonces se envían personas y bienes a velocidades que, al aire libre, precisarían de mucha más potencia y energía.
Mediante la tecnología de levitación magnética, el FluxJet pretende eliminará la resistencia a la rodadura de la ecuación. Eso sí, solamnete se activaría fuera de las ciudades, cuando la cápsula supere los 300 km/h y esté lista para alcanzar la velocidad de crucero de 1.000 km/h (aseguran que podría alcanzar 1.200 km/h).
Estaría bien que todas estas cifras fuesen acompañadas de más datos acerca de esas «innovaciones revolucionarias». Así que toca echarle algo de imaginación al asunto ese flujo de vigilancia del que hablan podría ser un sistema que escanee el tubo para ajustar en tiempo real la posición de la cápsula. Hablan, eso sí, de que cada módulo de viaje medirá 25 metros de largo y en él cabrían 54 pasajeros. Lo moverían cuatro motores de levitaciín, que se extienden hacia fuera desde las diagonales superior e inferior en los brazos de suspensión. Esos motores se activarían con las baterías de las cápsulas, pero para ir realmente rápido captarán la energía del tubo sin contacto. Cómo no se le habría ocurrido a nadie…
Todo es sorprendente, quizá lo más impresionante que tengan ya 550 millones de dólares de inversores para los trabajos preliminares de construcción, incluida la evaluación de impacto ambiental del trayeco entre Calgary y Edmonton. Eso sí, es una pequeña parte del coste total, que se calcula en 18.000 millones. En su página web detallan que abaratará el viaje entre las ciudades, que pasará a costar 75 dólares (el avión actualmente vale 125 dólares), además de que reducirá un tercio del tráfico en la autopista. Cada pasajero ahorrará tantas emisiones de carbono como plantar un árbol, hasta 636.000 toneladas anuales.
¿Llegaremos a verlo? Pues es complicado. Los carriles de levitación magnética por donde pretenden que se muevan son exageradamente caros y mantener el vacío en un tubo de 300 km no es sencillo, además de consumir mucha energía. Una fuga en todo el recorrido sería fatal, así como desviarse lo más mínimo a 1.000 km/h. Más viabilidad le vemos al Cargo Sous Terrain, el Hyperloop suizo de baja velocidad.
Obviando esos problemas, el presupuesto de 60 millones de dólares por kilómetro lo hace competitivo frente a una línea de alta velocidad… de las que no hay ni un solo metro en Canadá. ¿Imaginas ahora a único país del G7 sin trenes rápidos apostando por un medio de transporte asÍ? Echa un vistazo al vídeo:
Fuente: Transpod