Una autocaravana parece una gran idea hasta que tienes que conducirla hacia algún lado, más que nada porque un vehículo en movimiento y una casa no suelen ser la mejor combinación. Te otorga una gran libertad, sí, pero maniobrar con ella en espacios pequeños y angostos o tener que afrontar los repechos a duras penas quitan algo de magia a la experiencia. Pero, ¿y si en el lugar de un vehículo comercial adaptado, hiciésemos una caravana a partir de un helicóptero?
¿Qué es esto sino un vehículo aéreo que puede llenarse con todas las comodidades del hogar? Supongo que ese fue el pensamiento detrás de Winnebago Heli-Home, un verdadero vehículo recreativo (RV) volador que la empresa homónima con sede en Estados Unidos comercializó y vendió a fines de la década de 1970. Una idea bastante idílica para las vacaciones de este año en realidad. ¿Atascos? Olvídate de ellos. Y de la montaña a la playa en una fracción del tiempo de una mundana autocaravana terrestre.
En 1975, Winnebago firmó un acuerdo con una compañía llamada Orlando Helicopter Airways para adquirir una flota de helicópteros de transporte militar Siksorky S-55 (también conocidos como H-19) y convertir estas máquinas excedentes en algo un poco más hogareño. Y eso no se traduce en poner una moqueta y algunas camas plegables. Significaba servicios como agua fría y caliente, un baño completo con su ducha individual, aire acondicionado, calefacción, un salón con televisor, cocina o un generador de 3.500 W.
Y venía con muchas más cosas, ya que las seis personas que Winnebago afirmaba que el Heli-Home podía acoger habrían estado viviendo una vida cómoda y conveniente en cualquier lugar donde decidieran aterrizar, y me refiero a cualquier lugar. Además del tren de aterrizaje que se equipa de serie, el Heli-Home podía montar unos flotadores en opción. Eso significa que podías olvidarte de la molestia de tener que encontrar un claro angosto en el bosque para aterrizar. Podría, simplemente, ir a un lago y echar el ancla.
En lo que respecta a los motores, existía un modelo impulsado por un clásico motor de bielas y pistones de 800 CV, o una variante un poco más grande impulsada por una turbina con 1.525 CV. El primero de ellos consumía mucho combustible, resultando en una limitada autonomía de menos de 500 kilómetros, por lo que no podías tener exactamente la experiencia de “volar en lo más profundo de la naturaleza” con saltos entre aeropuertos en tu camino hacia la selva o siquiera plantearte salir de las fronteras del país.
Sin embargo, el verdadero problema con todo este concepto de Heli-Home no son los motores ni la autonomía. Es el precio. El modelo básico partía muy cerca del millón de euros en dinero de hoy, mientras que ascender en la gama costaba medio millón más ajustando la inflación. Pero Winnebago pensó que este podría ser el caso, por lo que podías alquilarlo por 10.000 euros a la semana, suponiendo que pudieras proporcionar suficiente efectivo adicional para contratar a un piloto y pagar el combustible, por supuesto.
Sin embargo, este esquema de alquiler no fue suficiente para salvar la idea. En total, la firma de autocaravanas Winnebago adjudicó ocho Heli-Home a clientes, ninguno de los cuales sobrevive hoy. Aún así, no fue un fracaso. Que un plan tan audaz saliera de la mesa de dibujo y llegara al cielo es bastante increíble, y mucho menos vender algunos.
Fuente: Calum, Smithsonian Magazine
Vía: YouTube