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Redacción

Maserati Gran Turismo contra BMW M6

En esta ocasión hemos optado por dar una vuelta de rosca a nuestros conceptos y nos hemos dado cuenta que existe un mito, que cada vez es menos realidad, de que los coches como los Maserati, los Bentley, los Ferrari son coches inalcanzables.

Bueno pues francamente, para la mayoría de los mortales lo son, pero para aquellos que tienen veintitantos millones de pesetas disponibles para gastar en coches no es tan difícil. En cambio, coches como el BMW M6 se presentan como alternativas al lujo extremo inalcanzable cuando en realidad cuestan lo mismo.

Partiremos de la base de que podemos adquirir estos coches. Que podemos pagar sus seguros, que tenemos garaje para guardarlos y que el precio de la gasolina nos afecta menos que el caracol de Honduras. Tenemos ganas de comprar un coche que nos represente. Somos jóvenes, vivos, elegantes, distintos… Pero a la vez no somos ostentosos. Más bien nos gustan las cosas buenas aunque no necesariamente tienen que ser llamativas. Además nos gusta la velocidad, el sonido de motores potentes y la sensación en la espalda de algún G que otro.

Buscamos coches y podemos encontrar a nuestros dos protagonistas. El BMW es la versión más radical de un coupé de cuatro plazas preparado por M de BMW. Monta un motor de dimensiones gigantescas: 4999cc y nada menos que medio millar de caballos (507cv). Todo esto unido a que desarrolla una fuerza de 53,1 mkg de par que permiten hacer cosas como el 0-100 km/h en menos de 5 segundos, a una caja de cambios de 6 velocidades con cambio secuencial que se acciona tanto en el pomo de la palanca como en el volante por medio de levas.

Por otro lado tenemos al italiano, también un coupé de cuatro plazas, más cómodas que las del BMW, de también un motor de vértigo. 4244cc, 405 cv y 46,9 de par. También asociada a una caja de cambios de seis velocidades, con mandos en el volante y en el pomo. Este motor, a diferencia del vábaro, no se para a 250 y permite que podamos volar a 285km/h. La sensación al volante es muy buena en los dos. Pero por un punto mejor en el Maserati.

El BMW se nota una máquina tuneada para ser veloz y deportiva. Todo es cierto, esta muy bien, pero no llega al equilibrio de conducción que se obtiene en el primo del Ferrari. Una de las cosas que más puede gustar es lo sencillo que resulta conducirlo. Es muy suave en bajas revoluciones. Su comportamiento es equiparable al de una berlina de lujo. Pasar por los torturadores badenes no es problema en el Maserati. Pero cuando queramos, solo hace falta pisar un poco el acelerador y se pasa al lado oscuro de la fuerza. Energía, nervio y muchísimo control es lo encontrareis en este coche. El BMW es parecido.

EL motor ronco nos delata un poco allá por donde vayamos, pero en general es cómodo. Y en cuanto le pedimos responde. Una de las cosas que más énfasis ha puesto BMW en este M6 es en el sonido y como ya decimos no es mejor ni peor solo que siempre está y a veces sobra.
En el cambio BMW realiza una especie de doble embrague que da un toque muy sport pero que resta velocidad, y de eso se trata, de velocidad. El Maserati es más simple. Un toque y cambia a velocidad casi inmediata. En los dos hay sistema de protección que cambia la marcha arriba si nos pasamos y hacia abajo si nos falta. A nosotros eso no nos gusta. Si queremos ir en segunda es porque queremos ir en segunda, de lo contrario cambiaríamos.

En los frenos no hay queja. Muerden como perros. Se paran en metros y desde velocidades fuera de lo legal una y otra vez sin desfallecer nunca.

Y luego viene la electrónica. Los dos pueden mejorar su comportamiento, si cabe, con botoncitos de tipo sport. Apretando estos botones todo se gestiona más rápido y reducen el intrusismo del ESP, dejando un poco de lado la comodidad por la radicalidad. Pero cuidado sin este sistema el M6 se vuelve intratable y el Maserati menos fácil. ¡Solo en circuito!. Pero esta acción es más fácil de realizar en el italiano. Se hace con un solo botón.

El BMW permite configurar la potencia del coche, la suspensión, el cambio, todo para que ande lo que hemos puesto al principio. Y tenemos dos opciones: darle 20 euros a un niño de 6 años dominador de la Playstation y que lo configure él, o nos leemos el tomo enciclopédico del manual de usuario que viene en la guantera.

Por dentro ambos están a un nivel muy bueno. Lujo, cuero, maderas, fibras de carbono, aluminio.. todo lo necesario para que el propietario disfrute. Vienen equipados con todo. Y eso quiere decir todo. En BMW opta por el i-drive, que francamente odiamos, y el Maserati por algo parecido pero de mentalidad italiana, más parecidos a nuestros los españoles.

Todo es eléctrico, cosa que hace desesperante entrar en las plazas traseras un día de lluvia o salir en una estación de servicio cuando nos hacemos… Pero bueno esto es rizar el rizo. Los vehículos son extraordinarios en todo su ser y los peros se los ponemos por poner
Entonces, ¿cual nos gusta más? Pues francamente el Maserati. Es la mejor representación del lujo, de la deportividad, de la exclusividad. Nadie vera un simple coche, verán un verdadero pura sangre. A modo de anécdota nos pararon en 2 km por el centro de Madrid muchos aficionados para verlo o para que aceleramos, cosa que no pasó en el BMW M6 en el mismo tramo, y es que este tiene hermanos «pobres» que no son un M6, simplemente son BMW’s.

El interior es muy bueno, hay suficiente maletero, las plazas traseras son muy cómodas, y seguro que nadie del club de golf a donde vayamos lo tiene. Cuestan prácticamente lo mismo, unos dos mil euros más el Gran turismo. ¿por qué conformarse con algo del «montón» pudiendo ser parte de algo selecto? El día que nos toque la primitiva, este coche irá directo a nuestro garaje.

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