Imagina que cambias de lugar de residencia y, allí donde vas, necesitas un vehículo para moverte a diario. Es entonces cuando tu padre te dice «Bueno, no te voy a comprar un coche, pero puedes elegir uno de mi colección». No solo eso. Tu padre tiene una colección de 18 (o más) coches clásicos.
Pues bien, en esa tesitura se encontró hace un tiempo Annalisa Maniscalco, una joven italiana de Ancona que vive en Rimini desde hace unos años. Y de todos los coches que podía elegir (entre los que había un Porsche y un Alfa Spider Duetto), se decantó por este: un Autobianchi Bianchina de 1959, que eligió por su diseño, por ser descapotable y «porque la gente se sorprende cuando me ve conduciéndolo», como dice en una entrevista a Petrolicious.
Este simpático coche estaba basado en el Fiat 500 y su producción comenzó en 1957. Tenía diversas carrocerías y la gente podía elegirlo entre sedán a cabriolet, pasando por una especie de camioneta de reparto. Sus puertas «suicidas» (de apertura inversa) son una de sus características y a muchos nos han recordado a la primera hornada del Seat 600.
El Autobianchi Bianchina con el que Annalisa pasea por la costa del Adriático, apenas cuenta con 18 CV y, según su conductora, «solamente alcanza 50 km/h de velocidad máxima, pero tienes la sensación de que vas rapidísimo». La gente le pita co el claxo «y no sé si lo hacen para saludarme… ¡o para decirme que voy muy lenta!». De todos modos, la señorita Maniscalco está orgullosa de su coche, que despierta sonrisas allá donde va:
Fuente: Petrolicious