Salvo que tengas la cuenta corriente saneada, es probable que el consumo de combustible sea una de esas cosas que quieras optimizar al máximo. Y es que siempre se puede exprimir un poco más la distancia de cada depósito. Teniendo en cuenta que el precio del oro líquido no hace más que aumentar, ahorrar algunos litros aquí y allá puede afectar positivamente a tus cuentas de final de mes.
Esto es especialmente cierto para los motores que consumen mucha gasolina (o diésel), pero también se aplica para los más pequeños, más eficientes e incluso híbridos.
En esta entrada trataremos los consejos más fáciles y relativamente sencillos que pueden hacernos ahorrar un poco de combustible en los trayectos del día a día. Pero si realmente quieres convertirte en un tiramillas profesional, tenemos otro post complementario muy detallado.
Comprobar la presión de los neumáticos
Totalmente ignorada por muchos conductores, la presión de los neumáticos puede marcar una diferencia sorprendente en términos de ahorro de combustible. Esto se debe a que un juego de gomas no del todo infladas −o no como deberían− ofrecen mayor resistencia a la rodadura, lo que significa que el motor necesita trabajar más para mantener el vehículo en movimiento. Por tanto, verifica la presión de estos al menos una vez al mes y asegúrate de mantenerla dentro de los valores recomendados por el fabricante.
Mantener limpio el filtro de aire
En alguna ocasión hemos tratado que tener un filtro de aire sucio es realmente algo dañino para el motor del coche. Además de que el propulsor respira toda la porquería del exterior que ingresa a bordo de los cilindros, afecta negativamente al rendimiento del corazón mecánico y aumenta el consumo de combustible. Normalmente, los fabricantes ponen un fácil acceso a este elemento, y si tienes la posibilidad, échale un vistazo de vez en cuando para comprobar que sigue siendo útil.
Para verificar el estado del filtro de aire, cógelo −normalmente está ubicado a uno de los dos lados del bloque motor− y sostenlo de cara al sol. Si puedes ver la luz que lo atraviesa, perfecto, aún le quedan kilómetros de vida. En caso contrario, es momento de sustituirlo. Es recomendable optar por un filtro reutilizable que, aunque son más caros, se pueden limpiar con regularidad sin que sus prestaciones se vean mermadas. Y si es de buena calidad, mejor, ya que mejora el flujo de aire en la cámara de combustión y, por ende, reduce el consumo.
Ajustar la forma de conducir
Para algunos, esto puede ser extremadamente difícil de hacer, pero si te preocupa ahorrar algo de dinero, trata de conducir más como una persona normal y menos como si llevases un coche de carreras. A medida que se aumenta la velocidad, también lo hace el consumo de combustible, por lo que en lugar de conducir justo al borde de los límites de velocidad, reduce un poco y te sorprenderán los resultados. La clave está en acariciar el acelerador y el freno, no en darles patadas como a una baldosa mal colocada.
Porque otro mal hábito común que da como resultado un menor consumo de combustible es acelerar demasiado el motor. Intenta hacerlo con moderación y cambiar de marcha a un régimen de revoluciones óptimo, que no el más bajo (llevar el motor casi al ralentí siempre acaba derivando en averías tan famosas como el filtro de partículas). Claro, el motor suena mejor y el vehículo se siente más deportivo alrededor por encima de las 5.000 rpm (3.000 rpm si es petrolero), pero también consumirá mucho más combustible.
Aprovechar el rebufo de vehículos más grandes
Si eres seguidor de los deportes del motor, seguramente hayas oído hablar alguna vez del rebufo. El concepto se explica como el vacío parcial creado detrás de un vehículo que ayuda a reducir la resistencia del aire y, a menudo, lo utiliza el coche que va detrás para adelantar. ¿Cómo se relaciona con la vida práctica? Bueno, se puede aplicar el mismo principio para ahorrar combustible. Conducir tras un vehículo más grande disminuye la resistencia al aire, lo que resultará en un mejor consumo de combustible.
Esto es ciencia real, por lo que cuanto más grande sea el vehículo que tienes delante, mejor, es decir, camiones y furgonetas. Sin embargo, no olvides mantener una distancia segura con ellos, ya que un despiste o un frenazo imprevisto puede acabar realmente mal. Sobre todo en el caso de los camiones, pues impactar por detrás contra uno suele significar un afeitado del parabrisas. El ahorro de combustible en este escenario es directamente proporcional a la velocidad también: a más rápido se circule detrás de otro vehículo, mayor será el flujo de aire que retirará.
No abusar del sistema de climatización
Somos conscientes de que en que en pleno verano o en el invierno profundo, es imposible no poner el sistema de climatización del coche. Pero cuando las temperaturas no llegan a ser extremas, es mejor no abusar de él. Si hace calor fuera, baja la ventanilla y apaga el aire acondicionado; si hace frío, activa la calefacción unos minutos y, luego, quítala cuando hayas entrado en calor. El motor funcionará más relajado si no tiene que hacer funcionar el compresor del sistema y, por tanto, necesitará menos combustible.
No conduzcas
Por último, la forma más sencilla de ahorrar combustible es dejar el coche en casay caminar o utilizar medios de transporte alternativos. Si no vives excepcionalmente lejos de tu lugar de trabajo, intenta acudir en bicicleta cuando el clima lo permita.
También puedes usar el transporte público, los patinetes y bicicletas eléctricas que tanto abundan en las grandes ciudades o incluso compartir gastos con otra persona que vaya al mismo lugar que tú. Y es algo bueno tanto para tu bolsillo como para tu salud y la del medioambiente.
Fuente: Autoevolution