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Luis Ramos Penabad

Filtro de partículas: qué es y cómo solucionar (y evitar) averías

Uno de los problemas recurrentes en los coches actuales es el filtro de partículas. Se trata de una solución pensada para que los coches de combustión sean más limpios, pero también una fuente de quebraderos de cabeza importante ya que su reparación o sustitución tienen un coste elevado.

Conocer este sistema te ayudará a entender su funcionamiento y también a prevenir sus problemas, sino a evitarlos por completo. Con unas sencillas pautas puedes adaptar tu conducción a la existencia del filtro de partículas y ahorrar un buen dinero en mantenimiento, ya que se trata de una de las averías más recurrentes… y caras.

Cómo funciona el filtro de partículas

El filtro de partículas (también llamado FAP o DPF –las siglas en inglés de Diesel Particle Filter– es un dispostivo que se ubica en el tubo de escape. Su misión es retener las partículas sólidas generadas por los motores que salen junto a los gases, para bajar el nivel de gases contaminantes. Cuando está lleno, las incinera, en un proceso que se denomina regeneración.

Un sistema de control de emisiones está compuesto de diferentes piezas:

  • Una sonda lambda: Se trata de un sensor que mide la concentración de oxígeno, para comprobar la calidad de una combustión y que envía los datos a la unidad de control.
  • Un catalizador: consigue que los gases emitidos sean menos contaminantes, gracias a una reacción química (catálisis, de ahí su nombre) que se produce con los materiales catalizadores de los que está fabricado.
  • El filtro de partículas propiamente dicho, formado básicamente por una estructura de «rejillas».
  • Sensor de control de presión diferencial: mide la presión de los gases entre dos puntos
  • Sonda de temperatura: un dispositivo que transmite la temperatura del emisor

El filtro de partículas retiene las partículas sólidas, dehando salir a través de sus paredes los gases. Es el sensor de presión diferencial el que indica, a la unidad de control, que se ha alcanzado un nivel de partículas retenidas elevado, que podría provocar la obstrucción del filtro. Ha llegado el momento de la regeneración.

Regeneración del filtro de partículas

En el proceso de regeneración del fiiltro de partículas la temperatura de los gases de escape aumenta hasta alcanzar en torno a 600 grados, que es la temperatura de combustión del carbono, que se convierte en gas y de este modo el filtro se vacía.

El proceso de regeneración, que el coche realiza cada 500 – 1.000 km (la cifra varía mucho en función de la conducción realizada), no elimina por completo las paredes porosas del filtro, quedan siempre algunos residuos. Hay que conducir en torno a media hora por encima de las 2.500 rpm para realizar el proceso correctamente.

Cuando se está produciendo la regeneración el coche suele avisar. También se consume más carburante durante la misma (en torno a un 15% más), ya que con una mezcla con menos aire aumenta la temperatura. Es algo normal.

Es importante no apagar el motor durante el proceso. Si ocurre una vez no ocurrirá nada, pero si se repite varias ocasiones es entonces cuando tendrás que acudir al taller para realizar la regeneración. Y mejor que acudas si se enciende el testigo del salpicadero: porque si el filtro se avería, la factura será mucho mayor.

¿Qué coches llevan filtro antipartículas?

Fue en 2009 cuando entró en vigor la norma Euro 5, que señalaba sobre todo a reducir las impurezas de las partículas que emiten los coches diésel. Cualquier coche con este combustible de menos de 10 años cuenta con este sistema, pues los fabricantes

Más reciente es la incorporación de los filtros de partículas en coches de gasolina. Si bien podemos afirmar que la combustión en un motor de gasolina es más «limpia» más allá de que emiten más CO2, también es verdad que los motores gasolina de inyección directa modernos generan muchas partículas microscópicas y cancerígenas.

No fue hasta 2017 que se igualaron las emisiones de partículas permitidas de los coches diésel y gasolina. Si bien la normativa Euro 6 había empezado ya a controlar el número de partículas de la masa total de emisiones, no fue hasta la entrada en vigor de la normativa Euro 6c cuando los coches de gasolina empezaron a contar con este dispositivo de manera masiva. Y ojo, que son eficaces pues Volkswagen aseguraba que las emisiones de partículas se reducen hasta en un 90% respecto a motores sin filtro.

Tipos de filtros de partículas

En los coches actuales hay principalmente dos tipos de FAP:

  • Filtro sin aditivos: El más común, que emplean la mayoría de fabricantes. Se coloca más próximo la motor ya que los gases que sale de ahí está a una mayor temperatura y facilita la combustión de las partículas durante la regeneración.
  • Filtro con aditivo: Está más alejado del motor y para alcanzar la temperatura idónea es necesario añadir un líquido al gasoil (no a los gasolina). No se trata del Adblue (que es el aditivo que usa el catalizador para reducir el Nox –óxidos de nitrógeno–), sino que tiene un depósito aparte y dura unos 100.000 km. Pasado el plazo indicado por el fabricante hay que rellenarlo (cuesta en torno a 100 euros).

Problemas del filtro antipartículas

Aunque la regeneración del filtro de partículas se haya realizado a rajatabla y sin incidencias, con el paso de los kilómetros acumula en su interior partículas sólidas procedentes del humo de la combustión que comienzan a obstruirlo.

Es entonces cuando se encenderá el testigo de fallo motor y el coche perderá potencia de manera notable. Toca entonces sustituir el filtro (con un coste económico importante). Un filtro de partículas no original, completo, cuesta de unos 400 euros a 900, según el modelo. Un recambio original tiene un precio, aproxximadamente, de 800 euros a 1.500 euros

También puedes proceder a su limpieza, que en la mayoría de los casos da buenos resultados.

Limpieza del filtro de partículas

En función de tu vehículo, en tu taller de confianza te recomendarán que limpies el filtro con algunos de estos procesos. Su coste oscila entre los 100 y 200 euros:

  • Líquido de limpieza: Se desmonta el filtro y, tras tapar todos los orificios, inyectan un líquido similar a un descarbonizante. Es un proceso lento, pues ha de ir atravesando las rejillas, que además están obstruidas. Luego se deja unas 12 horas antes de lavarlo con agua a presión. Luego hay que montarlo cuanto antes y circular con el coche para que los gases calientes sequen bien el filtro y pueda volver a funcionar con normalidad.
  • Ultrasonidos: Tras desmontarlo, el filtro de partículas se sumerge en una lavadora de ultrasonidos. Mediante vibraciones se desprenden los restos de hollín y sedimentos. Cuando el proceso finaliza se lava también con agua a presión.
  • Aditivos químicos: Hay líquidos especiales para limpiarlo,pero no son demasiado efectivos si la obstrucción es muy grande.

En el taller también es posible forzar la regeneración para eliminar esos residuos. Es un proceso para el que es necesario conectar el vehículo a una máquina de diagnosis, de modo que aumente la temperatura del motor y con ella la de los gases que se desprenden del tubo de escape.

Mediante el calor que se produce dentro del tubo de escape, las partículas de hollín se queman y el filtro queda limpio. Han de realizarlo profesionales en un entorno controlado. Y es que, durante el proceso aumenta la temperatura de los gases y también la emisión de gases contaminantes, además de poder poder provocar un incendio.

Cuidado del filtro de partículas

La vida útil de un filtro antipartículas depender de muchos factores. El principal es el uso que se le da al vehículo, sobre todo si se trata de un motor diésel. Cuando solamente se realizan trayectos cortos, como los que se hacen en ciudad, los gases de escape no alcanzan la temperatura adecuada y la regeneración no se realiza correctamente… o incluso el proceso es interrumpido.

Así pues, un diésel no es una buena idea para conducir siempre en ciudad. Ir a bajas revoluciones constantemente puede ser un quebradero de cabeza económico, gastando al final más dinero que el que pensabas ahorrar apostando por ese combustible:

Para evitar eso has de cumplir cinco máximas:

  • Mantenimiento a rajatable: Sigue el plan de mantenimiento que indica el fabricante en el manual de tu coche.
  • Elige un buen lubricante: Los modelos con filtro de partículas suelen emplear un aceite Low Saps, (bajo en cenizas, fósforo y azufre), Este aceite es capaz de soportar la “suciedad” que se produce cuando se inyecta más carburante del necesario durante la regeneración. Aunque cuesta algo más, merece la pena.
  • No apagar el motor durante la regeneración: Hay modelos  con un testigo que informa del proceso. En caso contrario, hay que estar atento a si el motor «ronca» y/o aumenta el consumo de combustible instantáneo.
  • Evitar trayectos cortos: El motor no alcanza la temperatura ideal… y el filtro tampoco. Además, en esos trayectos se acumulan más partículas sólidas. Cada cierto tiempo el motor tendrá que realizar un ciclo de regeneración y no podrá hacerla acecuadamente.
  • Salidas a carretera: Circular por autovía al menos 30 minutos cada 1.000 km, a unas 2.500 rpm asegura una correcta regeneración del filtro de partículas. Si en alguna ocasión detectas una pérdida de potencia, puede que empiece a obturarse el filtro. Sal a carretera un rato para que el coche alcance temperatura.

En ningún caso:

  • Anular el filtro de partículas: El coche funciona igual, pero es ilegal y no pasaría la ITV.
  • Reprogramación de la centralita: Esta medida pretende que la regeneración se realice de modo más acorde con el tipo y hábitos de conducción del dueño del coche. Pero no es eficaz en todos los casos y puede perderse la garantía del coche o afectar, en caso de no realizarse bien, al funcionamiento del motor.

Fuente: Eurotaller, Maphre, Autofácil

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