En los últimos tiempos, el término geofencing se está utilizando cada vez más dentro del mundo del motor. No es algo nuevo, pues lleva años siendo útil para un sector más profesional. Sin embargo, la tecnología avanza y podría terminar formando parte de las vidas de muchos particulares, ya que tiene unos muy extensos y dispares. Se aprovecha del geoposicionamiento, que sirve para tener controlada en todo momento la posición del vehículo, pero con algunas funcionalidades interesantes.
Origen del geofencing
Originalmente, el geofencing estuvo presente en los sistemas de gestión de flotas de empresa. Con una serie de dispositivos GPS se podía controlar el movimiento de todos los vehículos con las ventajas que ello conlleva. La tecnología ha permitido que eso vaya a más y que se puedan ver el número de kilómetros recorridos, pero también los consumos. Incluso se puede saber el estado del vehículo, detectando posibles fallos y averías.
Por lo tanto ya ha pasado de una medida de control y de seguridad (en caso de robo se informa de la situación en tiempo real), a una herramienta completa gracias a la información adicional del OBS del coche. Tanto es así que ha llegado un punto al que se puede limitar el área en el que operan los vehículos. Eso es el conocido como perímetro virtual o geofencing (en inglés fencing es vallado), que permite crear un área limitado en el que pueden operar los vehículos.
Geofencing y electrificación
Este sistema de hacer que un coche no pueda salir de un área en el que está operando o, lo contrario, no pueda entrar en otras puede ser muy útil también. No consiste en que el vehículo deje de funcionar si cruza esos límites, más bien de informar tanto al conductor como al responsable del vehículo de lo que está ocurriendo. Eso abre también el debate sobre la protección de datos y/o la intimidad, pero lo cierto es que con la electrificación también se ha intensificado su uso.
En la mayoría de ciudades ya existen zonas de bajas emisiones que están limitadas para algunos vehículos. Con el geofencing se podría configurar esas áreas para que los que tengan prohibida la entrada puedan saberlo de antemano. Eso ayudaría a muchos usuarios que no conocen la ciudad y que su coche les podría chivar que su entrada no está permitida a algunas de ellas. También hay más opciones disponibles y las posibilidades son casi ilimitadas.
Otros usos para el geofencing aparece en las compañías de carsharing, para que sus coches no estacionen fuera del área seleccionada y los usuarios estén al día. Sería interesante que los híbridos enchufables tuvieran conocimiento de su acceso a las ciudades para que en esos momentos funcionasen exclusivamente con electricidad. La luz azul de algunos ellos fue el proyecto piloto. A nivel particular también se podría configurar el perfil que un padre ponga una limitación de movimiento a su hijo cuando le deja el coche.
Futuro del geofencing
El futuro del geofencing podría ir tan lejos que terminase directamente eliminando las señales de límite de velocidad. Una propuesta reciente de Ford habla de que los vehículos ya tendría en su sistema introducidas las velocidades máximas de cada vía y notificarían al usuario a través de la pantalla cuál es dicho límite. Solucionaría el problema de mantenimiento de muchas señales físicas y también aquellas que quedan parcialmente ocultas.
También hay cierta controversia porque se propone que los asistentes del vehículo se ajusten automáticamente a esa velocidad de la zona geovallada, por lo tanto el conductor podría verse afectado por ese detalle. Incluso el vehículo podría estar configurado para que no permitiese al usuario rebasar ese límite de velocidad ni aunque quisiera. En todo caso, todavía habrá que esperar para ver la evolución de esta tecnología, que parece que empieza a interesar a los fabricantes.