Estamos en un momento en el que vehículos de combustión y eléctricos están condenados a compartir mundo. Los primeros corresponden a la tradición, mientras que los segundos son los designados para protagonizar el mañana. Sin embargo, esta convivencia no siempre es todo lo agradable que debería. Hay una práctica conocida como «icing» que se ha extendido en los últimos tiempos. Vamos a explicar en qué consiste, los coches que la estarían haciendo y por qué pueden conllevar multa en caso de que sea reportado.
Esta acción fue descubierta por primera vez en Estados Unidos y de ahí su nombre anglosajón. Hace referencia a los vehículos ICE, que son aquellos de combustión interna (internal combustion engine) y también aquellos que realizan una mala práctica. El icing es cuando los propietarios de coches de combustión convencionales aparcan en plazas reservadas para los eléctricos impidiendo su recarga. Bien sea por despiste, bien por malicia, es algo que está considerado como una infracción grave y está penado con multa.
Normalmente estas plazas de aparcamiento que tienen un punto de recarga disponible están señalizadas por la señal S17, que es la que queda representada por un vehículo con un cable y un enchufe. También puede completarse con más información como un tiempo máximo si lo hubiera. Según el Real Decreto 6/2015, del 30 de octubre, en las plazas dedicadas en exclusiva para un vehículo concreto no pueden aparcar otros. Eso es igualmente aplicable para una plaza de azul reservada para personas con movilidad reducida que para una verde para eléctricos o híbridos enchufables.
Por lo tanto, aparcar un vehículo de combustión convencional, como los gasolina o diésel que siguen poblando nuestras carreteras en una plaza para eléctricos es una infracción grave. Eso se traduce en una multa de 200 euros, que se quedaría en 100 euros con reducción por pronto pago. No conlleva pérdida de puntos del carnet y tampoco es una práctica demasiado extendida en España, por el momento.
El «icing» fue popular en 2018 en Estados Unidos como queja a lo que ellos consideraban la moda de los coches eléctricos. En nuestro país es más por la comodidad de algunos conductores por encontrar plaza de aparcamiento, ligada a la falta de solidaridad, sobre todo en centros comerciales, restaurantes y otros lugares públicos.