Hoy en día, optar por la compra de un coche de segunda mano es mucho más habitual que hace unos años. En 2014, por ejemplo, se vendieron el doble de vehículos usados que nuevos. El único problema que tiene este tipo de vehículos es que uno desconoce el trato que se le ha dado al vehículo antes, de ahí que haya que extremar las precauciones.
Nos hemos puesto en contacto con compramostucoche, profesionales del sector de la automoción que cada día valoran miles de vehículos. Tras tasar sus coches por Internet, con una base de datos que se actualiza constantemente, sus peritos valoran el estado de cada vehículo in situ, para comprobar que todo está acorde.
Los pasos que siguen son muy meticulosos y pueden ayudarte a ti a discernir si el coche que te interesa es una buena compra. En ocasiones la apariencia exterior de un vehículo puede terminar camuflando algunos problemas mecánicos, de ahí que es muy conveniente repasar punto por punto todos los posibles fallos que pueda esconder.
1. De un vistazo
Comprueba la carrocería para observar cualquier golpe, arañazo o fisura que pueda indicar que el coche ha sufrido algún accidente. Desconfía de las zonas que estén excesivamente relucientes y de los cambios de tonalidad o textura de la pintura, ya que puede que estén ocultando algún problema.
Un truco de los profesionales es utilizar un imán para comprobar si el siniestro ha sido fuerte. Si se pega al metal es síntoma de que la carrocería está bien. Si no lo hace, puede ser que hayan utilizado masilla para reparar esa zona.
Observa después la luna y los espejos y comprueba que no existan roturas ni agrietamientos. Recuerda que las lunas delanteras tintadas están prohibidas y pueden multarte por ello.
2. Llantas y neumáticos
Sustituir los cuatro neumáticos puede tener un coste bastante elevado. por eso, es imprescindible que chequees bien todo lo relativo a su cuidado.
Unos neumáticos en mal estado pueden afectar seriamente al rendimiento y la seguridad del coche. Comprueba si están desgastados, tienen alguna raja, la profundidad del dibujo, si los flancos están o no deformados y, no te olvides de revisar además, la fecha de fabricación (está indicada en el borde), junto con el punto de adherencia, ya que es otro factor muy importante.
Si, por ejemplo, observas que un coche tiene los neumáticos más desgatados por un lado que por otro puede deberse a un antiguo golpe que haya desplazado la amortiguación.
Revisa también las llantas para ver si están golpeadas o tienen alguna fisura. Pregunta al dueño si tiene la rueda de repuesto y compruba si está en un estado aceptable.
3. Por dentro
Lo siguiente será comprobar el estado de las suspensiones y los pedales. Para ello, haz un poco de presión en los bordes o esquinas del coche y comprueba que no haga ningún crujido raro y que la carrocería vuelva a su posición original.
En cuanto a los pedales, presta especial atención a si se hunden en exceso o si hacen algún ruido o crujido al presionarlos. No te olvides de comprobar también el freno de mano y si el cinturón de seguridad se desliza correctamente.
Asegúrate de que el aire acondicionado funciona correctamente y no te olvides de inspeccionar las ventanillas para ver si hay grietas o astillas. Echa también un vistazo a los asientos y tapicería y al sistema de sonido.
También tendrás que comprobar la potencia y luminosidad de los faros, luces e intermitentes, prestando especial atención a si las tulipas tienen alguna rotura, y si son o no piezas originales.
En cuanto al motor, abre el capó del coche y toma nota de cualquier olor extraño. Comprueba elnivel de aceite con la varilla y observa si sale limpio. Echa un vistazo rápido a los manguitos y correas de distribución. Si parecen agrietadas o desgatadas son señales de que el coche no ha tenido un mantenimiento adecuado.
Por último, revisa el estado del cuentakilómetros. No es sencillo descubrir si está trucado, pero el RACC nos daba hace tiempo unas pistas para descubrirlo.
4. Prueba el vehículo antes de usarlo
Antes de arrancarlo, pídele al vendedor que encienda él mismo el vehículo para ver el estado del tubo de escape (localizando ruidos extraños) y la emisión de humos (desconfía de humos demasiado negros y azules, sobre todo). Asegúrate de que el coche no ha sido arrancado antes y que está frío (simplemente tocando el capó podrás saberlo), para observar si existen o no problemas de motor.
Planifica un recorrido con el coche intentando circular por carretera y ciudad. Mantén al principio una velocidad lenta y fíjate en que la dirección no esté demasiado dura ni rígida. Después, mete la marcha más alta y pisa el acelerador hasta el fondo para asegurarte de que no existan vibraciones ni ruidos del motor extraño.
Antes y después de montarte, debes comprobar si pierde líquidos, ya que puede deberse a algún problema menor con el aire acondicionado… o un problema del aceite del motor, lo que ya supondría una reparación con un mayor coste.
Por último, prueba a aparcarlo y comprueba cómo reacciona el coche ante una frenada brusca. Te puede ayudar en este sentido nuestro artículo sobre cómo detectar problemas en los frenos.
5. Comprueba toda la documentación del vehículo
Este es un paso fundamental ya que nos permitirá saber si el coche ha pasado o no la ITV y si tiene todos los papeles y permisos necesarios para circular. Lo primero que tienes que comprobar es si el Impuesto de Circulación está al día y el vehículo ha pasado la última ITV. Después, debes comprobar el Libro de revisiones para ver la antigüedad del coche, para saber si el coche ha recibido un mantenimiento adecuado o no.
Después de ver todos los papeles, si sigues teniendo dudas, puedes acceder a informes elaborados a partir de los datos registrados en la DGT, o volver a verlo acompañado por algún perito profesional (o llevarlo a algún taller para que revise el coche y saber cual es su estado real). Además, si el vehículo necesita alguna mejora ellos te orientarán como nadie sobre el coste de las posibles reparaciones.
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