Que un país como Albania, de apenas 3 millones de habitantes y habitual en los primeros puestos de países con mayor nivel de pobreza del continente europeo, sea el país con mayor número de Mercedes per cápita del mundo, es cuanto menos digno de investigar.
En este lado de los Balcanes, el fervor por la marca Mercedes es tal, que los albanos tienen bien asimilado que para mejorar su estatus social es indispensable ser propietario de uno. Sin discusión. ¿Pero como llegaron hasta ese punto?
Para responder a esta pregunta, tenemos que remontarnos hasta 1990. Albania comenzaba un tímido proceso de apertura internacional, en el que también se daba inicio a una transición hacia un sistema con mayores garantías democráticas. Sin embargo, lejos de mejorar la situación de la sociedad albanesa, se fueron sucediendo una serie de manifestaciones que conjuntamente con el estallido de las Guerras Yugoslavas (1991-2001) dejaron a un país devastado que dependía de las cartillas de racionamiento para sobrevivir.
Ante esta situación, infinidad de albaneses (aproximadamente un millón), emigraron hacia países prósperos del entorno como Alemania o Italia donde se labraron con relativo éxito. Prueba de ello, es que muchos de los que volvieron a su país natal, lo hicieron en coches de alta gama.
Aquí es donde entran los Mercedes, aunque cabe decir que la mayoría de estos no eran para nada el último modelo. Sino en la mayoría, modelos antiguos con bastantes kilómetros y adquiridos a un precio bajo. Los más espabilados, aprovecharon entonces la inexistente regulación del país para comenzar a vender Mercedes de segunda mano en el mercado negro albanés. Negocio en el que puso la pata, la temida mafia albanesa.
A través del robo de Mercedes en países como Italia, Francia, Inglaterra o Grecia, cruzan con ellos por toda Europa evitando las polícias fonterizas hasta llegar al país y los venden con la condición de no que se deje huella en ningún registro. Motivo que también explica que pese a ser el país con más Mercedes por habitante, los concesionarios oficiales de la marca no consigan vender casi ninguno.
Evidentemente, nadie está dispuesto a pagar el doble por algo que pueden obtener a la mitad.
Por cierto, ¿recuerdas aquel episodio en el que Clarkson y compañía iban a Albania y medían la capacidad del maletero del Mercedes S65 AMG en función si cabía un miembro de la mafia albanesa? Qué grandes.
Fuente: The New York Times