El Alfa Romeo Giulia TZ (Tubolare Zagato) fue uno de los más exitosos Alfas de competición de carretera de la década de 1960. Dominador de las competiciones europeas de la época, es todavía más famoso por su gran imagen, rematada en la icónica cola Kammback, diseñado por Zagato en colaboración con Wunibald Kamm. Sus teorías aerodinámicas apostaban por ese corte radizal en la zaga… y no erraba, ya que todavía produce resultados impresionantes en túnel de viento hoy en día.
Tras el éxito del Giulietta Sprint Zagato de la década de 1960, Alfa Romeo comenzó a idear un reemplazo para la berlinetta de carreras, que debía fabricarse sobre la nueva plataforma de la serie 105. El 105 había sido presentado por primera vez en Ginebra en marzo de 1962, pero de inicio solamente estuvo disponible en el Giulia T.I. sedán.
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La vieja plataforma 101 continuaba utilizándose en los Giulietta Coupé y Spider, por lo que este nuevo coche de competición se benefició de esta coción a fuego lento de la que se pudo ver en Turín a finales de año. Montado sobre un bastidor de tubo rígido pero ligero, que inspiró el nombre del modelo, Zagato dio rienda suelta a su imaginación con una hermosa carrocería de aluminio
Bajo ese cuerpo fabuloso el tren de rodaje de la serie 105 se modificó con muelles más rígidos y una suspensión trasera totalmente independiente, mientras que una quinta velocidad más alta, diferencial de deslizamiento limitado, y frenos de disco trasero hacia dentro contribuyeron a la manipulación y la agilidad superior.
El nuevo motor Giulia de 1.570 cc de cuatro cilindros en línea fue montado en un ángulo de 20 grados, lo que precisó de muchos componentes a medida. Rendía 112 CV de potencia con carburadores Weber, pero podía prepararse para llegar a los 170 CV, como la unidad de competición que te traemos aquí. Con un peso de sólo 660 kilogramos, el TZ era capaz de alcanzar una velocidad máxima de 215 km/h. Impresionante.
Con estas cualidades, no le costó ser uno de los grandes dominadores de las carreras de la época, ganando las 12 Horas de Sebring, la Targa Florio, los 1000 km de Nürburgring, las 24 Horas de Le Mans, el Tour de Francia…
Solamente se fabricaron 101 unidades hasta 1967 y queda aún muchos menos supervivientes hoy en día. Por eso el Alfa Romeo Giulia TZ es tan apreciado por los coleccionistas. Además de por su diseño, rareza, calidad de construcción superlativa, pedigrí en competición y altísimas prestaciones (muchos lo consideran la máxima expresión de los deportivos Alfa de cuatro cilindros de postguerra).
La unidad cuyas imágenes acopañan a este artículo, la número 39 de las fabricadas, salió de la planta el 28 de abril de 1965. Tras pasar por varios propietarios, en 1978 se restauró… y durante los trabajos encontraron huesos de aceituna en las entrañas de la carrocería. Se piensa que eran restos del almuerzo de algún trabajador.. y decidieron dejar algunos para que diesen buena suerte.
Desde 1983 ha estado en manos de un coleccionista holandés, que lo puso a la venta el pasado mes de mayo, en la subasta celebrada en Mónaco. Pretendía superar el millón de euros (se calculaba que la puja alcanzaría entre 950.000 y 1.200.000 euros) pero por razones que desconocemos, no llegó a cambiar de manos. Tras 33 años en casa… ¿a quién le apetece deshacerse de este juguete?
Fuente: RM Sotheby´sGalería de fotos (por Dirk de Jager, cortesía de RM Sotheby’s):