Un grupo de investigadores en biotecnología de la Universidad de Almería, financiados por la Consejería de Economía, Innovación, Ciencia y Empleo de la Junta de Andalucía, ha desarrollado un método capaz de deshidratar las microalgas de una manera más eficiente y rápida. Con ello, esperan reducir en más de un tercio el caldo de cultivo de estos microorganismos sin necesidad de incrementar el gasto energético en el proceso de obtención del biodiésel.
Las algas que están investigado los científicos son un tipo de microalgas autóctonas conocidas como «Scenedesmus almeriensis», descubiertas en 2005 de manera casual, que presentan una serie de cualidades que las hacen especialmente buenas para su uso industrial como su resistencia a condiciones extremas, su elevado ritmo de crecimiento o su alta productividad por hectárea. Además, soportan temperaturas superiores a 37º centígrados y a partir de 42º empiezan a morirse, cuando lo habitual en la mayoría de microalgas es hacerlo al llegar a los 28-30º.
Para poder extraer el nuevo combustible es necesario que las microalgas estén secas ya que uno de los principales problemas en la producción de biodiésel es la baja concentración de los cultivos de microalgas, es decir, hay menos organismos productores que agua. Para mejorar esta concentración, hay que eliminar el volumen de agua hasta que los microorganismos se sequen formando una especie de pasta (biomasa), que será sometida después a varios tratamientos para obtener el apreciado biocombustible, un combustible que venga del mar que lleva tiempo investigándose.
El agua es un líquido de poca densidad, por lo tanto, para conseguir esta reducción es necesario usar un fluido más concentrado como el glicerol o glicerina, que atraiga al anterior hasta que sus niveles de concentración se equilibren. Además, la glicerina es válida para deshidratar microalgas que hayan sido cultivadas tanto en agua dulce como marina.
Con esta técnica, los investigadores mejoran la sostenibilidad del proceso de producción de biodiésely reducen sus costes, ya que el glicerol permite realizar una técnica de secado que reemplaza a otras que consumen más energía, como el proceso que se realizaba hasta ahora que consistía en la centrifugación de las microalgas.
En los ensayos realizados hasta la fecha, los investigadores constataron que más de un tercio del medio de cultivo se elimina durante la primera hora del proceso y un 55-65% después de las dos horas.
Vía: Agroalimentando