No siempre ha sido materia de mano italiana. Aunque bien es cierto que tradicionalmente el país transalpino ha estado estrechamente ligado con la producción de vehículos deportivos, hubo un tiempo en el que España pudo plantarle cara. En la actualidad su presencia en las carreteras es prácticamente residual.
Una vez pasada la Guerra Civil la ya de por sí precaria industria automotriz española se vio seriamente mermada hasta la década de los 50, donde empezaron a surgir firmas tan populares como la mítica Pegaso.
A continuación, un pequeño listado con algunos de aquellos deportivos made in Spain.
Pegaso Z102 (1951-1957)
El nacimiento de Pegaso surgió por la necesidad de volver a motorizar a un país que había quedado destruido tras el enfrentamiento nacional. En 1946 Pegaso inicia la producción de vehículos destinados al transporte público y de mercancías.
Presentado durante la celebración del Salón del Automóvil de París de 1951, el Pegaso Z-102 fue inicialmente un coupé que con el paso de los años evolucionaría hasta en treinta modelos diferentes. Se llegaron a fabricar 84 unidades de su versión deportiva, con un precio de 500.000 pesetas.
Clúa 500 (1955-1962)
Fabricado por Construcciones Metálicas Clúa, una empresa de motocicletas que decidió dar el salto a las cuatro ruedas. En un principio presumía de un motor de dos cilindros y 247 cc que iría creciendo con el paso de los años. Finalmente llegó al mercado un minicoche deportivo, de arranque eléctrico, tracción trasera y cuatro velocidades del que apenas llegaron a fabricarse 100 unidades.
Alpine A 108 (1959-1963)
Aunque de origen francés, sería la planta vallisoletana de FASA la responsable de la producción del Alpine A108 en su versión berlina y cabriolet. Contaba con hasta tres motorizaciones con potencias que variaban entre los 55 y los 70 CV. Su corta trayectoria fue debida a un acuerdo entre Renault, propietaria de Alpine, y FASA, por el cuál la planta española debía importar un descapotable de mayor tamaño.
Artés Campeador (1967)
Debía su nombre al histórico guerrero español. Fue el deportivo fantasma ya que nunca llegó a ser producido en serie. Inspirado en el Ford GT40 estaba alimentado con un motor Renault 8 Giordini de cuatro cilindros y 1255 cc, capaz de alcanzar una velocidad máxima de 210 km/h.
Aunque en un principio pretendía ser 100% español, fue seducido por las bondades de la tecnología extranjera, con motores Abarth y Cosworth.
El único prototipo existente fue expuesto recientemente en el Salón Auto-Retro de Barcelona.
GTA Spano (2008)
Es en la actualidad el superdeportivo español más importante, fabricado por la empresa GTA Motor. Cuenta con un motor central de 8.300 cc. con diez cilindros en V que rinde 780 CV y 920 Nm. Es capaz de alcanzar una velocidad máxima de 350 km/h. Hasta el momento se han producido, bajo encargo, unas 100 unidades, con un precio aproximado de 700.000 euros.
Vía:El Economista