Cuando se normaliza una conducta, tendemos a asumirla como natural, aunque no lo sea. ¿Pero qué es natural? La industria del juguete (y el resto de industrias, y la sociedad), a través de sus catálogos, ha normalizado que el rosa es de niñas y el azul de niños. Los catálogos de navidad vienen perfectamente señalizados para que los clientes potenciales no se pierdan: no vaya a querer un niño una princesa, o una niña un circuito de carreras. Lo hemos visto hace poco en los Ford Mustang de juguete que ha sacado la firma (el azul para el niño, el rosa para la niña).
Audi ha decidido plantarse ante esta dañina estereotipación y ha lanzado el cortometraje «La muñeca que eligió conducir«. Con esta campaña se busca terminar con la diferenciación entre juguetes que presentan roles asignados a niños y a niñas. Y también en la experiencia de la conducción, que no debería entender de género, aunque en países como Arabia Saudí a las mujeres aún se les prohíba conducir.
Los protagonistas del cortometraje de animación 3D son un Audi R8 a escala y una muñeca. En él que se evidencian algunos de los estereotipos que más se dan no sólo en el mundo del juguete, también en la vida real. Un pasillo que separa la sección «de niños» y la de «niñas» es el escenario de esta historia, en la que una muñeca se aventura en la sección azul, harta de la carroza inservible que le ha sido asignada, y descubre un coche que la invita a subirse. Pero ella no quiere sentarse en el lado del copiloto; quiere conducir.
El final del vídeo da otra lección a los padres: si un niño quiere jugar con una muñeca, ¿por qué impedírselo? ¿Quién dicta las normas de lo que es natural o normal? ¿Por qué los modelos de las niñas tienen que ser princesas que esperan a ser rescatadas?
Tendencias cambiantes
Durante la primera infancia, los niños están libres de los estereotipos de género. Por eso sólo un adulto ve un trasfondo en algo tan inocente como que un niño se disfrace de princesa o una niña quiera jugar a «cosas de chicos». A lo largo de su desarrollo y a medida que aumenta su edad, comienzan a desarrollar los estereotipos reforzados por la conducta de los padres, que son siempre un modelo a seguir para ellos. Tal y como refleja a la perfección la ausencia de prejuicios en los niños una viñeta del autor Jack Koch :
En este contexto, los productos que consumen juegan un papel fundamental en la creación de la identidad de género: los dibujos animados, el merchadising con el que los padres les equipan, y sobre todo los valores sociales y culturales que se les transmite.
Hemos hablado con la psicóloga María Méndez sobre estos roles diferenciadores y asignados a uno y otro género. En su opinión, «queda mucho por hacer, aunque se están produciendo avances». Destaca que el papel educador no sólo se sitúa en casa, en las escuelas también se está produciendo un cambio en pequeñas cosas como, por ejemplo, no asignar colores según el género o no separar los juguetes con los que juegan los niños. Respecto a los catálogos, afirma que es cierto que algunos de ellos siguen diferenciando con los dos colores por excelencia los juguetes para niños y para niñas, pero desde hace unos años se están editando muchos otros más inclusivos.
Al igual que informa Audi, afortunadamente se está produciendo un cambio en las tendencias y preferencias de los juguetes infantiles según el estudio “Juego, juguetes y diversidad en España”. Ni todas las niñas se identifican con el “rosa”, ni todos los niños con el “azul”.
El 58% de niños varones de España juega con muñecas, sobre todo en niños menores de 4 años
Un 55% de las niñas siguen interesadas en el color rosa, el mundo de las princesas y la moda, pero el resto presentan perfiles diferentes: deportistas, tecnológicas, creadoras e inventoras. El mismo estudio señala que en el 33% de los casos, las familias con hijas de 1 a 9 años han comprado para ellas juguetes de figuras de acción y de temática de superhéroe, y el 35 % ha comprado en alguna ocasión una muñeca para sus hijos varones. Y aunque el 75% de las familias españolas considera que los juguetes siguen siendo sexistas, el 35% de las familias indica que son los adultos y la propia sociedad quienes hacen que el juguete sea sexista.
Se trata de que un niño elija a princesa Peach en vez de a Mario, y que se vea como algo normal. O que la princesa se salve sola.
Vía: Audi