Austin-Healey se hizo famosa con sus roadster, unos pequeños descapotables muy deportivos. La compañía se creó tras una fusión entre la división de Austin de British Motor Corporation (BMC) y Donald Healey Motor Company (Healey), una firma de ingeniería y diseño que empezaba a hacerse un hueco.
En 1953, cuando el Austin-Healey 100 ya empezaba a ser conocido, su creador Donald Healey pidió a su amigo y diseñador de la marca, Gerry Coker, que diseñase dos variantes del Austin-Healey 100 en formato coupé. De esa petición surgieron dos modelos: uno rojo con matrícula ONX-113 y otro modelo azul, con placas OAC-1.
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El objetivo inicial era producir en cadena este coupé, pero lo cierto es que nunca llegó a buen puerto y los dos prototipos fueron los únicos modelos existentes de esta idea extravagante de Donald Healey. Pero lejos de quedar en el olvido o aparcados en una nave, Donald, enamorado del modelo Austin-Healy 100S coupe rojo, optó por usarlo a titulo personal en su vida diaria.
Donald Healey, que además de ingeniero era un consumado piloto, conducía de forma ruda y rápida su nueva adquisición. De hecho, este le sirvió de prueba para testar las nuevas aplicaciones y la nueva propuesta para el Austin-Healey 100S que estaba siendo fabricado un un nuevo motor, un nuevo sistema de transmisión y nuevos discos de freno. Esta versión contaba con un motor de 2.660 cc que rendía 132 CV de potencia. Se convirtió de inmediato en la versión más potente de Austin-Healey y también en la más ligera, ya que su peso disminuyó considerablemente, al usar aluminio en vez de hierro.
Tras disfrutar casi dos décadas de él. Donald Healey lo vendió en 1972 y pasó a formar parte de la colección privada de Healey’s de Arthur Carter, donde ha permanecido durante décadas. No ha sido hasta ahora que el modelo ha salido a la luz y el 6 de diciembre formara parte de una subasta de Bonhams.
Como nunca ha salido a la venta, desconocemos el precio que puede tener este modelo único, aunque se baraja la posibilidad de que su precio alcanzará unos 850.oo euros. Como en toda buena subasta, su precio final dependerá del interés de los compradores que se encuentren ese día en la sala. ¿Alcanzará esta suma?
Fuente: Bomhams
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