No es porque estemos en período electoral, y a casi todos los políticos se les llene la boca con “tales o cuales” propuestas que sean más o menos “realistas” (por no llamarlas directamente de otra forma). Parece que todos ellos han descubierto ahora la “electromovilidad”, cuando hasta hace bien poco desconocían completamente su significado. Pero es que todo lo relacionado con el vehículo eléctrico“vende” mucho, y no pueden dejar pasar tamaña oportunidad.
Se dedican ingentes cantidades de los presupuestos nacionales, regionales o locales (no se salva ninguno) a subvencionar, entre otras, estas iniciativas. Pero alguno de ellos ha llegado siquiera a preguntarse: ¿De qué sirve fomentar los vehículos eléctricos si la electricidad que consumen se produce en una central de gasoil?.
Interesante pregunta. Intentemos razonar la respuesta.
La gran mayoría de los expertos en esta materia coinciden en señalar que la utilización de automóviles movidos por una energía diferente a la obtenida con los combustibles tradicionales, debe ir acompañada de un cambio radical en el sistema de producción de dicha energía y en el modelo de movilidad pretendido, para que se consiga un impacto relevante en el medio ambiente.
Según han declarado Rafael Muñoz, ingeniero técnico industrial y Eduard Furró, ingeniero eléctrico y asesor técnico del Gobierno de Menorca: “la incidencia real en el medio ambiente de la implantación del coche eléctrico, con el sistema energético actual, sería muy baja o prácticamente nula. La razón es que la electricidad que consumirían estos vehículos se está produciendo mediante unas centrales poco eficientes, que consumen combustibles fósiles altamente contaminantes. Es decir, que con el coche eléctrico los humos no se erradicarían sino que solamente cambiarían de sitio”.
En estas interesantes declaraciones a MENORCA.info, Eduard Furró asegura que “la sustitución del vehículo privado convencional por el eléctrico no aporta ninguna medida de ahorro de energía con el sistema actual, ya que no supone más que un cambio tecnológico en la tracción de los automóviles, pero no conlleva un mejor rendimiento energético ni reduce la contaminación ambiental”.
Y continúa Eduard Furró: “Los motores eléctricos tienen un rendimiento energético muy elevado, mucho más que los tradicionales, pero esta circunstancia se contrarresta por el bajo rendimiento de las centrales eléctricas, por las pérdidas de energía del sistema de distribución y por los diferentes rendimientos de las baterías. Si llegaran de golpe muchos coches eléctricos, sólo se cambiarían de sitio las emisiones contaminantes”.
Rafael Muñoz y Eduard Furró extienden más allá sus apreciaciones (refiriéndose específicamente a la isla de Menorca), pero cuando hacen referencia al vehículo eléctrico, coinciden en que “será bienvenido cuando se den unas condiciones determinadas, pero que la verdadera política de ahorro energético pasa por otras medidas de más envergadura, desarrollando las energías renovables de forma seria. Hay que reducir el parque de coches y apostar por el transporte público, el coche eléctrico sin más perpetúa un sistema poco sostenible”.
Consideran el vehículo eléctrico como “una parte no prioritaria ni primordial de un plan global de cambio del modelo energético que se debería llevar a cabo de forma viable, valiente, ordenada y coherente, sin dejarse seducir por medidas poco maduras. Se debería contemplar el fomento de las energías renovables y el transporte público, la sustitución del fuel y el carbón por el gas natural en las centrales eléctricas, entre otras medidas. Sería un gran avance en una primera fase de este plan global, mientras que el coche eléctrico estaría en una tercera. Lanzar mensajes aislados a la sociedad no tiene fundamento”.
Es decir que, como conclusión, se podría resumir diciendo que implantar el coche eléctrico es empezar la casa por el tejado. Evidentemente no es malo, pero no es suficiente.
¡Nos interesaría conocer vuestra opinión al respecto!
Vía | MENORCA.info