Durante los siguientes 15 años, Maher lo estuvo utilizando bastante en exhibiciones y concursos, convirtiéndolo rápidamente en uno de los Corvette más laureados del país. Le tuvo que doler cuando en 2007 se desprendió de él, después de casi cuatro décadas. El nuevo comprador también le dio su valor con una restauración del reputado Corvette Repair Inc. de Kevin Mackay, el más importante para este modelo.
La historia del Chevrolet Corvette es muy dilatada, hay pocos coches americanos con tanta solera. El número de versiones que ha tenido el «Vette» en sus casi siete décadas es prácticamente incontable. Lógicamente, hay algunas que son más especiales que otras y hoy conocemos una de las que estarían en el podio de la exclusividad. El Chevrolet Corvette Stingray ZL-1 Convertible está considerado como casi un unicornio dentro de la gama del deportivo por razones evidentes, así que vamos a dar un repaso a su historial.
Hay que empezar diciendo que solamente se hicieron dos unidades de este ejemplar y que una de ellas será subastada por parte de RM Sotheby’s el próximo mes. Es una ocasión casi única para que un coleccionista se lleve uno de los Corvette más buscados, que nació en 1969 como una opción casi única, un o de los primeros RPO (Regular Production Option) de GM en la época. En la fábrica de St. Louis se hicieron estos dos ejemplares como una especie de experimento para la homologación de la FIA/NHRA, aunque la finalidad no era su venta al público.
La principal diferencia respecto al resto era que este Chevrolet Corvette Stingray ZL-1 Convertible montaba el motor L88 V8 de 427 pulgadas cúbicas (7.0 litros) de la marca. Hablamos de un bloque hecho íntegramente de aluminio y que contaba con modificaciones importantes para elevar su potencia hasta los 560 CV en la versión de cámara abierta. Curiosamente, esta versión con el motor de aluminio costaba 4.718 dólares más que el de serie y encima no recibía otras opciones como la radio, la calefacción, el aire acondicionado, las ventanas eléctricas o la dirección asistida.
Todo estaba llamado a maximizar su rendimiento y eso fue lo que llamó la atención de John W. Maher de Leechburg, el único cliente que pudo llevarse el Chevrolet Corvette Stingray ZL-1 Convertible en su momento. Sus conexiones influyentes hicieron que se le permitiera comprar ese vehículo con nº de chasis 194679S710209 y transmisión automática M40, terminado en el llamativo color Monaco Orange. Fue en agradecimiento a la ayuda que le brindó Grady Davis, bicampeón de la SCCA y videpresidente de Gulf Research. Por supuesto, serviría como base para una librea de Gulf.
El Chevrolet Corvette Stingray ZL-1 Convertible fue entregado en febrero de 1969 y durante los primeros años sirvió para que Maher demostrase sus dotes en la competición. Con una preparación ejemplar se enfrentó a todo tipo de pruebas en Estados Unidos. Incluso se le sustituyó el motor (bajo garantía) después de algunos problemas mecánicos. En 1972 fue jubilado de las carreras y atravesó un periodo de inactividad hasta 1989. La intención era volver a la pista y recibió una restauración por parte de Bill Andrejko Auto Restorations.
Lo cierto es que el vehículo había estado bien conservado y apenas se le tuvo que restaurar los componentes que más desgaste del tiempo presentaban. En 2014 recibió la la certificación Bloomington Gold y fue reconocido formalmente como el primero de los dos Chevrolet Corvette Stingray ZL-1 Convertible que salieron de fábrica. Sigue en condiciones óptimas y ahora se ofrece en subasta por primera vez. Por ello se espera que alcance un precio de entre 2,8 y 3 millones de dólares, una auténtica joya.
Fuente: RM Sotheby’s
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