En los tiempos que corren, los vehículos eléctricos son anunciados como la salvación de la automoción, a la par que los motores de combustión interna son demonizados cada vez más por gobiernos, medios de comunicación y conciudadanos. En este caso no buscamos hacer hincapié en sus ventajas y desventajas, sino en un detalle que recuerda a lo que ocurrió en la década de los 90 con los los dominios en la red.
Haciendo un breve recordatorio, la burbuja de las puntocom de finales del siglo XX (entre 1997 y 2001) fue una lección bastante costosa de especulación desenfrenada y expectativas poco realistas. Esta burbuja bursátil, lógicamente, coincidió con el período de crecimiento masivo en el uso y la adopción de Internet. Dos décadas más tarde, el mismo patrón puede haber surgido en el panorama de los coches eléctricos, o al menos eso es lo que declara un informe realizado por Harvard International Review.
En los últimos años, la industria de los fabricantes de vehículos eléctricos ha experimentado grandes aumentos en cuanto a subsidios gubernamentales, la confianza del consumidor y la popularidad. Durante la década pasada, de hecho, ha habido una explosión en la cantidad de subsidios ofrecidos a empresas en la mayor parte del globo. ¿Cuántos puntos de recarga se han construido y se van a construir en el futuro? ¿Qué empresa automovilística no tiene en mente diseñar vehículos movidos por baterías?
El sentimiento del consumidor también es más alto que nunca. El cambio climático está a la vanguardia de múltiples movimientos sociales, políticos y económicos. La industria de los vehículos eléctricos está aprovechando ese sentimiento para promocionarse como una fuente de energía limpia y combatiente. En una encuesta de Deloitte a 1.500 personas, el 68 % de los participantes estaba muy preocupado por su huella de carbono. ¿Comenzamos a tener más en cuenta el medioambiente que el bolsillo?
Con el aumento de las ayudas gubernamentales hacia este tipo de vehículos y la confianza del cliente, la popularidad de los coches eléctricos también aumenta exponencialmente. En 2019 se vendieron más vehículos de cero emisiones que nunca (2020 ha sido un desastre para todos), y se prevé que el 12 % de los modelos nuevos vendidos en todo el mundoserán eléctricos en 2025, y la mitad en 2040. Además, los distintos gobiernos occidentales ya se están poniendo de acuerdo para que esto se pueda cumplir.
Tanto los consumidores como los inversores están apostando por los vehículos eléctricos, no hay duda. Pero con el surgimiento de una nueva generación de inversionistas, existe una creciente preocupación ante la posibilidad de haber creado una burbuja. El autor del estudio señala que, al igual que las empresas del puntocom sobreinfladas que no pudieron cumplir sus promesas, los analistas ven el mismo tipo de sobreinflación de acciones con las nuevas empresas (start-up) dedicadas a los vehículos eléctricos.
Los ejemplos incluyen a las compañías estadounidenses de camiones eléctricos y diésel-eléctricos Nikola y Hyliion, respectivamente, los cuales han experimentado grandes pérdidas en su valor en los últimos meses. Sin embargo, como resultado de productos y de procesos tecnológicos ya probados, la industria de los coches eléctricos está en un lugar ligeramente distinto de la burbuja tecnológica de 1999, con menos variaciones de ganancias el día en que salen a bolsa, pero igualmente volátiles con el tiempo.
Si bien es difícil precisar por qué las acciones de las empresas de vehículos eléctricos están atrayendo tanta atención, el autor del estudio señala dos posibles explicaciones: en primer lugar, la accesibilidad de la microinversión gracias a aplicaciones como r/Wallstreetbets y Robinhood a expensas de las masas de personas que sobrevaloran las acciones y hacen que sus precios aumenten con poco o ningún mérito; y en segundo lugar, el dinero que se ha inyectado en la economía en forma de estímulo y desempleo.
Si los aficionados son los culpables de invertir dinero en inversiones arriesgadas, entonces la burbuja puede estallar. Porque con el aumento de la euforia del mercado, las valoraciones financieras escandalosas en casi todas las métricas y una serie de aficionados que depositan su confianza en inversiones arriesgadas, es difícil decir que no ha surgido una burbuja. Dicho esto, la mayoría de los gobiernos están intentando que la transición hacia el coche de cero emisiones sea una posibilidad para la gran mayoría más pronto que tarde.
Fuente: Harvard International Review