En las ultimas décadas los sistemas de seguridadactiva y pasiva de los automóviles ha mejorado enormemente. Ya no sólo los coches más caros cuentan con ellos, pues resulta común encontrarse sistemas de ayuda a la conducción en modelos de todos los segmentos. Pero ojo a lo que leemos. Los consumidores podrían pensar que eso redundaría en seguros más baratos para esos automóviles… pero las empresas aseguradoras avisan de que eso no será de ese modo.
En Estados Unidos siguen la tendencia europea. En nuestro continente muchas de las ayudas a la conducción serán obligatorias en 2021, como los sistemas de frenado automático para evitar colisiones o el la ayuda al mantenimiento de carril o el control de crucero adaptativo. El coste para los fabricantes no es desmesurado (entre 500 y 1.000 euros, indican los proveedores), que el consumidor paga gustoso. Cuando los pruebas, cuesta renunciar a ellos.
Pero la perspectiva de la industria de seguros es radicalmente distinta. Se trata de un sector con márgenes no muy altos. Y aunque según datos de Swiss Re AG, la compañía reaseguradora de automóviles más grande del mundo, toda esa tecnología puede reducir hast un 25% los accidentes, desde las aseguradoras, al menos en Estados Unidos, aseguran que no hay datos suficientes para valorar esas mejoras en los sistemas de conducción.
Según ellos, la industria automovilística no proporciona información detallada sobre qué modelos cuentan con esas funcionalidades, no hay un estándar en las mismas y en muchos casos los conductores podrían desactivarlas. Además, una reparación sería mucho mayor.
En este último punto, desde AAA indican que los costes de una reparación, incluso en una colisión menor, pueden duplicarse. Resulta lógico ya que los sensores y cámaras que aportan datos a los sistemas de ayuda a la conducción se ubican en parachoques o el parabrisas, de las zonas más vulnerables de un coche. Si antes (datos de Estados Unidos), el precio de reparar un paragolpes era de 300 $, ahora está cerca de 1.500 $.
Por este motico, aunque el IIHS (equivalente al EuroNCAP europeo), indique tras sus investigaciones que un sistema de frenado automático reduzca un 56% las colisiones desde la parte trasera, no parece que eso vaya a redundar en seguros más baratos. El hecho de que en muchas ocasiones forme parte del equipamiento opcional, no ayuda. Y las aseguradoras no se fían de que los compradores sepan identificar correctamente la tecnología que equipa su nuevo vehículo.
Además, la tecnología es muy variada. Ya no solamente entre los diferentes fabricantes, sino incluso entre diferentes modelos de una misma marca, como demostró la investigación realizada en Reino Unido, por el Thatcham Research, que hacen pruebas en carretera para evaluar el rendimiento de la tecnología de seguridad.
Esto podría solucionarse con datos más fiables de los fabricantes… pero ellos son reacios a ofrecerlos por cuestiones de porpiedad intelectual y de índole competitiva. Se está trabajando en ello (indican desde General Motors a Reuters)y se espera que «con mejor información, la industria de seguros responda positivamente.
Porque sería de justicia que, si la aseguradora sabe a ciencia cierta que un vehículo es más seguro que otro, debería bajar la prima… Swiss Re se ha asociado con BMW y está en conversaciones con más fabricantes de automóviles para desarrollar un sistema integral para que la información fluya. Esperamos que surta efecto.
Fuente: Reuters