Cuando buscas en Google o la Wikipedia quién es Cristina Gutiérrez te asombra su palmarés. Esta burgalesa nació en Burgos el 24 de julio de 1991 y guarda en casa nada menos que seis títulos del Campeonato de España de Rallyes Todoterreno (CERTT) y en 2015 fue incluso la subcampeona absoluta de esa modalidad.
No se queda ahí la cosa, pues en 2017 se convirtió en la primera mujer piloto de coches española en terminar el Rally Dakar… y este 2021 fue la segunda mujer de la historia en ganar una etapa del Rally Dakar, la primera española. Y todo esto, compaginado con su profesión de odontóloga. Hemos tenido la suerte de entrevistarla, haciendo un repaso a los coches clave de su vida.
¿Cuál es el primer coche del que tienes un recuerdo?
El primer coche del que tengo un recuerdo es el Ford Expedition de mi padre, que nos llevaba de excursión en él.
No era un coche muy habitual en España en los 90. ¿Cómo se hizo tu padre con él?
Pues a través de Ford. Él siempre ha sido de coches muy grandes y 4×4, por supuesto. Vivimos en Burgos, en una zona apartada, y siempre aprovechamos los fines de semana para dar una vuelta, salir al campo con los perros… Fue un coche que tuvo mucho tute y la mayoría de mi infancia está ahí.
¿Y el primer recuerdo conduciendo fuera de la competición?
Pues sin duda el Volkswagen Scirocco. Fue el coche con el que me saqué el carné y a día de hoy todavía lo conservo.
Y empiezas las carreras con las motos, ¿verdad?
Sí. Ahora mismo mno recuerdo la marca, porque era una moto chiuitita, de esas de 50 cc y ahí es cuando empiezo yo a interesarme por este mundo.
De ahí das el salto a los karts.
Exacto. A los 9 años o así mi madre dice que las motos le dan mucho miedo y ahí empecé mi idilio con los karts. Es lo más fácil para un niño para acceder a las cuatro ruedas y aunque no duró mucho, fue el inicio con las cuatro ruedas.
Y luego ya todoterrenos…
El primer coche con el que competí, que coincide con cuando me saco el carné, fue un Toyota Land Cruiser, para participar en el Campeonato de España de Todo Terreno. Es un coche que aguanta todo. Yo me quedaba alucinada por los sitios por donde pasaba, porque en aquella época corría en coches históricos y era un modelo prácticamente sin modificar. Sorprendente.
Son coches que ahora están muy demandados, lo podemos ver cuando buscas coches de segunda mano. Lo aguantan todo y además se devalúan muy poco. Y lo llevabas con el carné recién sacado. ¿Con qué coches hiciste las prácticas?
Pues la verdad es que no lo recuerdo. Es una conducción muy diferente, pues hay que hacer caso al profesor. Sí recuerdo que me preguntaba si ya había conducido alguna vez y claro… ya sabía conducir. Imagino que era un Seat León.
Y con el carné recién sacado, directamente a por el Scirocco.
Sí. Era 1999 y el coche acababa de salir. Me gustaba la estética y Volkswagen era una marca que en casa siempre había gustado, habíamos tenido algún Golf GTI… Fue un regalo y no fue un coche nuevo, sino un coche de km0. Y buscando por Youtube vi que además lo habían usado en el Jarama para hacer pruebas del coche…
Pero salió bien, pues aún lo tienes.
Sí, es la mejor inversión que he hecho en mi vida.
Y todo esto compaginando dos mundos tan complejos y diferentes como automovilismo deportivo y odontología.
Yo no sabía que me iba a dedicar a los coches, lo de las carreras era un hobby. La carrera de odontología era lo que quería hacer y luego iba participando en las pruebas del campeonato. E incluso durante el Dakar lo compaginaba con los estudios del Máster de Ortodoncia.
¿Fue el subcampeonato absoluto de 2004 el punto de inflexión en tu carrera de piloto?
Yo creo que sí, que fue el empujón que me dio fuerza para decir que sí al primer Dakar en 2017.
Que corriste con el apoyo de Mitsubishi y Santander Consumer Finance. El Eclipse Cross con el que competías tiene poco que ver con el se vende en concesionarios
Los dos primeros Dakar fue con un Mitsubishi Montero, en la categoría de coches de serie. Es muy duro hacerlo con un coche casi igual que uno de calle, pero aprendí muchísimo. Luego ya con el Eclipse Cross, en el tercer Dakar, en la categoría de prototipos y que disfruté más.
¿Qué tiene de diferente el Dakar que lo hace tan diferente?
Es una carrera muy especial. No es una competición de un fin desemana. Cuesta un año trabajarla, prepararla… y todo piloto, sea de la disciplina que sea, desea correr alguna vez en su vida. Es una aventura, cada día te pueden pasar mil cosas y se aprende a sobrevivir con lo que se tiene, se aprende a tener paciencia, se aprende a que no todo es el piloto o el coche, pues también la suerte juega un papel importante. Son 12-14 días, depende del año, en que te puede pasar de todo.
¿Lo más extraño que te ha pasado en el coche?
En mi vida diaria nada, gracias a Dios. Posiblemente en competición lo más grave fue con el segundo Toyota Land Cruiser, en 2012, en una carrera en mi ciudad. Destrocé el coche y gracias a las medidas de seguridad no me pasó nada. Pero aprendes.
Y este año, casi sin coche, te ficha a última hora Red Bull. ¿Cómo se fragua ese movimiento?
2020 fue un año complicado. Con el Covid-19 desaparecen los patrocinadores, el único que siempre estuvo ahí fue Santander Consumer Finance y cuando ya no quedaba tiempo, coincido en un test para la Extreme-E con Sebastian Loeb y cuando se entera de mi situación, él, sin pedirme nada llamó a Red Bull y en cuestión de hora me llamaron para que en tres semanas estuviese compitiento.
A ver quien le dice que no a Loeb… Y ahora corriendo con él en la Extreme E. Una carrera en lugares remotos y muy distintos… y en coches eléctricos.
Es el futuro. A quienes nos gusta el motor nos cuesta un poco pensar en carreras con coches eléctricos, pero el cambio climático nos está apretando y este tipo de competiciones fomentan la visibilidad de problemas, como Groenlandia con el deshielo, Arabia Saudi con la desertificación, Brasil con la deforestación…
¿Hay algún coche que te gustaría tener, un coche soñado?
Pues la verdad es que no. Soy más de probar, como tú, ir conociendo diferentes coches para ver cómo van. ¡Si casi los he conducido todos!