El piloto Alejandro De Tomaso comenzó a correr en su Argentina natal en 1951 antes de trasladarse a Italia para conducir por Maserati y OSCA (una marca fundada por los hermanos Maserati en 1947). Con este bagaje no dudó en crear su propia compañía, De Tomaso Automobili, en Módena, allá por 1959.
Durante los primeros años de existencia el nuevo fabricante se centró en realizar coches de carreras para competiciones como la Fórmula Junior, Fórmula 3, Fórmula 2 y Fórmula 1. No fue hasta 1965 cuando salió a la venta el De Tomaso Vallelunga, un hermoso coupé con motor central del que apenas se fabricaron 53 unidades.
El Vallelunga destacó sobre todo por estética. El trabajo de los hermanos Fissore, sus diseñadores, fue una autentica obra maestra, llena de curvas y líneas que llevan a pensar que es obra de Bertone o Pininfarina. Se presentó originalmente en el Salón de Turín de 1963 como un descapotable con un cuerpo de aleación y dos años después aparecería el coupé, con un frontal afilado con faros muy hundidos, con mucha superficie acristalada y un enorme cristal en la parte trasera, que ayuda a conservar la aerodinámica.
Se trata de una coche de dimensiones comedidas, ya que mide 3,87 m de longitud, por 1,59 de anchura y apenas 1,05 m de alto. Gracias a ello y a emplear fibra de vidrio para la carrocería, depósito de gasolina de aluminio y vidrios confeccionados con un material ultraligero (perspex), el Vallelunga apenas pesaba 640 kg.
Para moverlo se eligió un motor Ford de 4 cilindros y 1.500 cc, con carburadores Weber. Descansa en un chasis de viga central y el conjunto motor-caja de cambios (una Hewland transaxle de cuatro velocidades) desempeña una función portante en la parte trasera. Este propulsor (que también montaba el Corvair) desarrolla 102 CV a 6.000 rpm (135 CV en opción).
Eso sí, como pesaba tan poco, esta humilde mecánica era capaz de lanzar al De Tomaso Vallelunga a velocidades de hasta 208 km/h, una cifra impresionante para su cilindrada. Era un auténtico tiro y su chasis, con la corta distancia entre ejes fue el que se empleó más tarde en el De Tomaso Mangusta (bastante rediseñado), el coche que en 1967 marcaría a De Tomaso como un fabricante de automóviles respetable.
La experiencia de De Tomaso como fabricante de coches de carreras se reflejó en el tren de rodaje del Vallelunga, con suspensión independiente integral por medio de brazos transversales y muelles. Esta suspensión le aportaba una gran estabilidad, al tiempo que el reparto de pesos, un 47% delante y un 53% atrás se acercaba al ideal. La dirección de cremallera y piñón y los frenos de disco en las cuatro ruedas ponían la guinda.
La unidad que ves en estas imágenes fue realizada por Carrocería Ghia, una empresa que luego adquiriría De Tomaso. Había algunos detalles que lo diferencian de los coches de Fissore, como el acceso al compartimiento del motor, a través de la escotilla de vidrio en lugar de la sección de carrocería trasera con bisagras de los primeros prototipos.
Como te contábamos al inicio, apenas se fabricaron 53 De Tomaso Vallelunga, antes de que comenzase la producción del Mangusta. Esta unidad, con número de chasis 807DTO126 se entregó a su primer propietario el 1 de mayo de 1968. Pasó por varias manos hasta que su dueño decidió inverir más de 2.000 horas de trabajo de restauración para que luzca como ves, soberbio.
No es de extrañar que esté considerado como la unidad en mejor estado de las que existen hoy en día, que ganase un segundo premio en el Concurso Villa D’Este celebrado en abril de 2004… y que pidiesen cantidades superiores a los 350.000 euros cuando se subastó en mayo de este año en Monaco. Sí, por un coche con un humilde motor Ford de 1.500 cc.
Fuente: Bonhams
Galería de fotos (cortesía de Bomhams):