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DecoLiner Autocaravana (8)
Luis Blázquez

DecoLiner: posiblemente la mejor autocaravana del mundo

La DecoLiner no es una autocaravana cualquiera. Solo existe una, y ha sido construida a mano con el objetivo de poder tener un hogar real motorizado con el aspecto streamliner que tanto caracterizó a los diseños la década de los años 30. No viene con todas las comodidades de lujo del segmento ni las últimas tecnologías de conectividad, pero lo que le falta en estos ámbitos lo compensa con creces al mirarla.

La DecoLiner es un hot rod de dos plantas construido desde cero por el constructor Randy Grubb. Si el nombre no te suena, lo entendemos. Pero has de saber que también es responsable de un puñado de otras creaciones que han aparecido en los titulares en los últimos años, incluido el roadster propulsado por un motor V12 de 30 litros de un tanque Patton conocido como el “Tank Car”, que Jay Leno compró y agregó a su colección. De hecho, la DecoLiner apareció en 2012 en el programa de Leno.

Desde entonces y hasta febrero de 2020, cuando Grubb vendió la autocaravana por 500.000 dólares, unos 440.000 euros, ha sido conducida a través de Estados Unidos. Debido a que esta no es solo la primera autocaravana de dos pisos del mundo (o eso dice Grubb), también es muy cómoda y espaciosa. El diseño, según su creador, está inspirado en el viajero espacial de ciencia ficción de los años 80 por antonomasia, Flash Gordon. En pocas palabras, luce sencillamente espectacular.

La DecoLiner necesitó de más de 6.000 horas y 18 meses para completarse. La base fue tomada de una GMC Motorhome de 1973, mientras que la cabina utilizada fue la de un camión de basura White COE de 1953. Todo lo demás es un trabajo completamente artesanal. La carrocería es de aluminio y está equipada, entre otras cosas, con un “flybridge” al más puro estilo de una lancha o un yate de pequeño tamaño que permite su conducción desde el segundo piso –el techo– y espacio para cinco pasajeros.

Grubb tomó la idea de poder conducir tanto desde el interior como desde arriba, por lo que creó un eje de dirección que le permite hacer ambas cosas. Es decir, cada vez que quiere sentir la brisa o ver el tráfico desde lo alto, saca el volante (literalmente), sale y sube las escaleras de teca en la parte de atrás para conducir desde el “flybridge”. La sensación del viento que sopla en la cara, el espacio ilimitado para la cabeza y el cielo azul que sirve como una manta para una conducción relajada brindan cierto grado de libertad.

Grubb utilizó vidrios soplados a mano para crear las ventanillas de tipo ojo de buey y diseñó el resto del conjunto según las formas de los primeros aviones de pasajeros con señales de la época del art decó. Bajo la piel, la DecoLiner funciona con un motor Oldsmobile 455 (7.5 litros) que se encarga de mover las ruedas delanteras con la ayuda de una transmisión automática de tres relaciones. Gracias a que la carrocería es completamente de aluminio, el peso se redujo hasta los 3.175 kilos.

“Una de las lecciones que aprendí al principio sobre la DecoLiner es que hay una cierta responsabilidad que conlleva conducirlo”, explicaba Grubb en una entrevista a Barcroft cars a principios de este año. “Cuando traes el circo a la ciudad; es mejor que tengas paciencia para lidiar con la respuesta que has obtenido. Es realmente un honor y un privilegio conducir esto y hacer que la gente sonría y ría donde quiera que vaya. Soy un chico afortunado”. Y aunque este DecoLiner ya ha cambiado de manos, Grubb puede fabricarte uno nuevo a tu gusto.

Fuente: Motor1

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