Tras una década de investigaciones y más de un millón de dólares invertidos en su desarrollo y posterior construcción, en 2004 vió la luz el Dobbertin HydroCar. Aunque lo veas como una lancha de alta velocidad, es posible salir del agua y circular por tierra firme con este vehículo anfibio, ya que los pontones laterales son articulados para subir o bajar.
Cuando están en la posición más elevada, las cuatro ruedas están en contacto con el suelo. Si se colocan en la más baja, aparece una lancha rápida. El ideólogo de esta maravilla fue Rick Dobbertin, un afamado preparador de coches de competición cuyos trabajos eran tradicionalmente premiados por revistas especializadas.
A partir de 1986 Rick centró su atención en el diseño y la construcción del Dobbertin Surface Orbiter, una enorme máquina anfibia pensada para circunnavegar la Tierra, sobre tierra y mar, sin asistencia externa. Con ella, Rick y Karen Dobbertin cubrieron 43.900 km sobre tierra, 4.800 sobre el agua, a lo largo de 28 países antes de que se quedasen sin fondos y tuvieron que abandonar el proyecto. Pero habían probado las capacidades de su invento, y nadie duda de que, con un par de ceros más al final de su saldo bancario, lo habrían logrado.
Las lecciones aprendidas con el Surface Orbiter resultaron claves en el desarrollo del Dobbertin HydroCar. Eso sí, este ya no estaba pensado para recorrer largas distancias sobre diferentes superficies, sino que pretendía combinar las capacidades de un Gran Turismo con una lancha rápida. Un velocista en lugar de un corredor de fondo.
La sección central del HydroCar se realizó en aluminio. La carrocería va unida al bastidor, lo que proporcionaba un peso reducido y una excelente rigidez. Para propulsarlo se eligió un motor Bill Lite Racing V8 con 762 CV, ligada a una transmisión manual Quadzilla 4L80-E de cuatro velocidades, suspensión neumática y frenos de disco de cuatro ruedas. Detrás de la transmisión hay una caja de transferencia impulsada por un engranaje Atlas, que enviar potencia hacia delante a las ruedas delanteras en modo tierra o hacia atrás cuando está en modo de agua.
Rick diseñó el HydroCar para poder alcanzar 200 km/h de velocidad máxima en tierra, con una velocidad máxima en el agua de casi 100 km/h. Eso sí, por lo que parece nadie osó alcanzar nunca esas magnitudes.
En la cabina del HydroCar encontramos dos asientos y un tablero de instrumentos que tiene fuertes influencias de diseño aeronáutico, con 45 interruptores de control, 16 sistemas de monitoreo LED y 25 indicadores. Tres palancas hidráulicas son las encargadas de controlar el movimiento hacia arriba o abajo de los pontones y otros mecanismos que facilitan que sea un vehículo anfibio.
Esta misma semana el Dobbertin HydroCar puede cambiar de manos, en concreto durante la subasta del 1 de septiembre de Worldwide Auctioneers. No existe un precio estimado que pueda alcanzar, ni hay que realizar una reserva para poder pujar. ¿Se animaré alguien?
Fuente: Worldwide Auctioneers
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