Tazio Nuvolari fue uno de los pilotos más carismáticos en los albores del automovilismo. En los años 30 corrió para Ferrari (que aún no fabricaba sus propios coches) con este Alfa Romeo 8C-35 Monoposto de 1935, el Alfa más caro de todos los tiempos, por el que se pagaron seis millones de libras (prácticamente 7,5 millones de euros) en septiembre de de 2013.
Se trata de un coche especial El 8C-35 equipaba un propulsor sobrealimentado 3.8 de ocho cilindros en línea que desarrollaba 330 CV de potencia y 434 Nm de par. Llevaba cambio manual de cuatro marchas y, en total, pesaba 746 kg. Nuvolari, ya con 43 años, lideró la lucha contra el eje alemán, formado por las míticas Silver Arrows, los Mercedes-Benz W25E y los Auto Union C-Type.
Este coche se recuerda, sobre todo, por la hazaña que realizó el 02 de agosto de 1936, en la Coppa Ciano en Livorno. La transmisión del Alfa Romeo 8C-35 Monoposto de Tazio Nuvolari falló en la salida. Después de un largo retraso insistió en reincorporarse a la carrera, en sexto lugar.
Su remontada fue épica y apretó tanto al Auto Union de Bernd Rosemeyer que su mecánica no aguantó. Rosemeyer se acercó a grandes zancadas y, cuando todo el mundo esperaban las quejas y protestas del joven piloto alemán y el equipo de la Scudería Ferrari estaba ya preparando su defensa, Rosemeyer comenzó a alabar a Nuvolari llamándolo «Il Mago».
Un detalle que nos ha encantado es que el Alfa Romeo 8C-35 Monoposto de 1935 conserva todavía, después de tanto tiempo, el talismán de Tazio, la tortuga con sus iniciales. El piloto era muy popular en aquella época, y estaba en contacto continuo con personalidades y celebridades. Fue uno de esos famosos, el poeta Gabriele D’Annunzio quien le hizo un curioso regalo, una tortuga dorada con sus iniciales, y el mensaje “para el hombre más rápido del mundo, el animal más lento”.
Tazio convirtió ese obsequio en su amuleto personal y siempre le acompañaría una reproducción del mismo en sus carreras (puedes verla en la foto inferior, en la esquina inferior izquierda del cuadro de mandos).
Después de enfrentarse en mil y una curvas con contra el abrumador poderío de los equipos alemanes y sus pilotos estrellas, la Scuderia Ferrari vendió en 1936 el imponente Alfa Romeo Tipo 8C-35 Monoposto al joven piloto suizo Hans Ruesch, que compitió con él en numerosas pruebas por toda Europa hasta 1940, que la normativa limitó a tres litros la capacidad máxima de los motores sobrealimentados, por lo que acabó en Inglaterra, donde el coche era todavía considerado todo un mito.
Por desgracia, debido a una enfermedad confió el coche al músico de jazz Buddy Featherstonhaugh. No lo pudo hacer peor. En la primera prueba que participó se le caló el coche y abandonó y en la segunda tuvo un accidente con el coche. ¿En qué estaría pensando el bueno de Ruesch?
Simon Moore, el principal invesigador sobre este coche, cree que es casi seguro que Ruesch lo envió a Italia para que fuese reparado, ya que algunos paneles son de la carrocería de reserva, entre ellos un panel de capó claramente distinto del anterior. Se sabe que después el Alfa Romeo Tipo 8C-35 Monoposto fue vendido por Ruesch al entusiasta conductor y distribuidor de automóviles Robert Arbuthnot, que compitió con él hasta que la Segunda Guerra Mundial paralizó toda competición.
Durante la guerra Arbuthnot vendió el coche a Reg Parnell, un tipo que por esas fechos se hizo con todos los coches de competición prebélicos que pudo encontrar. Cerca del final de las hostilidades, Arbuthnot se volvió a hacer con el coche, perolo empleó como garantía de un préstamo que tenía con el financiero y piloto de carreras ocasional Dennis Poore. No solamente lo convirtió en un icono de las carreras que poco a poco resurgían en Gran Bretaña, sino que lo mantuvo durante más de 40 años… hasta su muerte en 1987. Alguien lo guardó entre pilas de muebles y un revoltijo de coches y motos en desuso surtidos, hasta que salió de allí para ser subastado… por 2.850.000 dólares en 1989.
Desde entonces se ha restaurado para devolverlo a su estado original (eliminando algunas de las preparaciones de Poore para competición) y se pintó de rojo. De este color el año 2000 el coche llegó a ganar el premio en el Concurso Louis Vuitton Nueva York. Unos años más tarde, el coche pasó al que lo vendió en 2013, que lució su adquisición por todo el globo: compitió en Mugello en el Ferrari Challenge, se le vió en el Goodwood Festival of Speed en 2006, y por Laguna Seca y Sonoma en Estados Unidos. Lógico. Se trata del único superviviente de Alfa Romeo 8C- 35, además de un coche de competición que participó en una de las carreras más sorprendente y célebres del legendario Tazio Nuvolari…
Fuente: Bonhams