Con influencias de Starsky and Hutch, y su Ford Gran Torino, en 1976 salió de Turquía una versión que simulaba a este muscle car, con el mismo motor y estructura, sin embargo, rápidamente encontramos una pequeña diferencia… la carrocería era de fibra de vidrio.
En la década de los 70, los coches se hacían con la más pesada y pura chapa. Parece que si la carrocería no estaba cubierta de chapa gruesa, no era un coche, y menos aún americano. A diferencia, hoy en día las carrocerías se siguen haciendo básicamente de chapa, pero es demasiado fina y, todo hay que decirlo, no es ni de lejos tan resistente como las partes que cubrían estos coches antiguos. Todo para conseguir ser más ligeros… y consumir menos combustible.
SI toca hablar de ligereza, los materiales de fibra no suelen tener competencia. Dejando de lado el carbono o kevlar, la fibra de vidrio es uno de los materiales más utilizados en competición, pues además de marcar un bajo peso en la báscula, resulta un material bastante económico, y además permite crear réplicas de manera rápida y eficiente.
Bajo estas premisas se creó en Turquía en 1973 y el SV-1600. Como te contábamos, tomó la estructura (chasis en H) y motor (1,6 Ford Kent OHV) del Ford Gran Torino, y su carrocería se fabricó en fibra de vidrio por completo. De primeras, parte con la ventaja de que el conjunto global es muy ligero, con lo que podía ofrecer mejores prestaciones. Por el contrario, parte con la desventaja de fragilidad y poca resistencia que, en principio es ideal para coches de carreras, pero para calle es bastante incómodo, ya que el simple hecho de apoyarse en el coche puede rajar el material.
Este curioso station wagon, sobre todo si tenemos en cuenta que Turquía no fabricaba coches en aquellos años, está bastante conseguido. Aunque aloja el principal problema de la poca resistencia de la fibra de vidrio, el experimento pudo servir de inspiración para los preparadores en la utilización de este material para sus vehículos modificados.
Fuente: Jalopnik
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