El túnel de Runehamar, en la costa oeste de Noruega es infraestructura en desuso que ha encontrado una segunda vida inesperada. Ahora solamente se usa como un lugar para prender fuego a las cosas. Abandonado como zona de paso de vehículos, este orificio tallado en la tierra se ha convertido en una especie de horno crematorio, donde camiones y su carga quedan reducidos a cenizas en aras de mejoras la seguridad vial y la ciencia del transporte y la logística.
Tal y como afirma un largo informe publicado por la Asociación Noruega de Carreteras Públicas, estos incendios controlados no sólo son necesarios, sino imprescindibles:
«Existe una necesidad de un conocimiento más detallado de cómo y por qué las diferentes cargas de los remolques se queman con tanta fuerza y por qué se propagan tan rápidamente. La alta exposición de los revestimientos de los túneles al calor de los remolques hace que se necesite prestar más atención . La única manera de encontrar una respuesta a estas preguntas es llevar a cabo experimentos a gran escala sistemáticos, que pueden proporcionar una mejor base para el diseño de los sistemas técnicos en los túneles de carretera».
El túnel está repleto de instrumental para registrar cambios térmicos, como numerosos sensores que analizan diferentes zonas de combustión y cómo se produce la dispersión de los gases. Se han realizado mejoras en el túnel para llevar a cabo los ensayos, con una nueva estructura de acero y paneles de aspersores internos.
El pasado otoño, Tunnel Business Magazine contaba cómo se había realizado una de las pruebas a gran escala en el túnel, en el que ardió ardió un camión con 420 palets de madera. Generó más de 100 millones de vatios de energía térmica, tanta como 2,5 millones de bombillas de 40 vatios, para que te hagas una idea de cuánta energía puede generar un incendio así.
Mientras las enormes pilas de carga arden entre llamas, unos ventiladores de alta potencia ayudan a sacar el exceso de calor en el interior, lo que permite a los ingenieros que investiguen diferentes formas de ventilación que podrían integrados en los futuros diseños de túneles. Resulta curisoso cómo estos ingenieros reducen a ceniza cosas una y otra vez, grabando vídeos y analizando las llamas en ellos una y otra vez. Tiene un punto algo pirómano, pero resulta fascinante cómo se trabaja en la seguridad de nuestras infraestructuras (nos ha recordado cómo se crean puentes que soporten terremotos).
Puedes ver el trabajo de estos ingenieros del fuego en este vídeo. En él son investigadores suevos los que prueban sus avances en la vecina Noruega:
Vía: BLDGBlog
Fotos: Oneseven