Ferruccio Elio Arturo Lamborghini nació el 28 de abril de 1916 en Ferrara. De orígenes campesinos, su padre era mecánico de tractores y tenía su propio taller, Ferruccio pronto se daría cuenta de que lo que a él realmente le gustaba era la mecánica.
Durante la II Guerra Mundial fue reclutado para las Fuerzas del Aire italianas trabajando en la sección de tranportes. En este período aprendió muchas cosas sobre coches de guerra, que le serían muy útiles para el futuro. Tras la Guerra, volvió a su ciudad y empezó a comprar diferentes vehículos de guerra (ya sin uso), para modificarlos y aprovecharlos en las distintas labores del campo. Pronto, gracias a su capacidad e inventiva, tuvo los recursos necesarios para montar una pequeña fábrica.
En poco tiempo, sus grandes avances en la mecánica de tractores y las posibilidades de venta de sus equipos, en una región donde estos aparatos eran de vital importancia-, le convirtieron en un fabricante muy exitoso. Por esa época, Ferruccio Lamborghini no era uno más de los veteranos de guerra, sino que era el más célebre mecánico e inventor de toda la comarca.
De la vida del campo al éxito empresarial
En 1959, Ferruccio, que ya poseía una fábrica de tractores Lamborghini muy bien posicionada, se unió al mercado de los calentadores y aires acondicionados, otorgándole grandes beneficios y conocimientos que hicieron de él, todo un experto creador automotriz. Se estaba gestando así el futuro constructor de deportivos.
En los años 60, su desempeño industrial y su pasión por los coches, le permitieron comprar diferentes deportivos. Entre ellos, un Ferrari; el deportivo por excelencia en aquella época, al que Ferruccio pronto le encontraría algunos defectillos en el embrague pero que, con piezas de sus tractores, lo mejoró. Sin embargo, con el tiempo seguía sufriendo problemas de fiabilidad y un día decidió ir a ver a Enzo Ferrari para pedirle explicaciones por los problemas técnicos de sus coches. Cuenta la leyenda que Ferrari insultó a Lamborghini, diciendo que un fabricante de tractores no le iba a enseñar a él a hacer deportivos y le echó de Maranello. Ante esta sorprendente reacción de Ferrari, Lamborghini lo tuvo claro y decidió construir un coche mejor que los Ferrari y demostrar así, lo tan equivocado que estaba Enzo Ferrari. Se fraguaba una leyenda.
En 1972, Lamborghini realizó fuertes inversiones para el aumento de la capacidad de su fábrica de tractores para atender un pedido hecho por un país sudamericano. Sin embargo, cuando el pedido fue cancelado, las pérdidas forzaron a Lamborghini a vender el 51 % de sus acciones a Georges-Henri Rossetti y un año más tarde, Ferruccio vendió la parte que le quedaba a René Leimer, retirándose del negocio y dedicándose a la apacible vida de agricultor que tanto le gustaba.
En 1984, Lamborghini era ya una de las marcas de deportivos más prestigiosas y conocidas del mundo. Pasa por diferentes dueños hasta que en 1998 la adquiere Volkswagen. Ferruccio muere el 20 de febrero de 1993, (el mismo día que salió el Lamborghini Diablo), siendo consciente de que había fundado una de las compañías más potentes del mundo y, sobretodo, viendo cumplido su sueño.
Lamborghini en las carreras
Los coches de carrera nunca fueron de su interés. Lamborghini quería automóviles deportivos, potentes y de gran velocidad, pero no para competir en carreras, (una de las grandes diferencias con Ferrari). Para Ferruccio lo importante era la calidad del coche, su fiabilidad, belleza y los nuevos elementos de diseño, pero no competir ni ganar carreras. Por eso, nunca quiso apoyar ni patrocinar a ninguna escudería o piloto.
Mientras otros fabricantes de deportivos intentaban demostrar la calidad y superioridad técnica de sus modelos mediante la participación en las carreras, Ferruccio declaró que este tipo de competiciones no eran de su interés. Por eso no las apoyaría nunca.
El primer coche Lamborghini de la historia
Tras contratar a los antiguos ingenieros de Ferrari, Gianpaolo Dallara y Robert Wallace, el primer deportivo Lamborghini fue el 350 GT que la marca mostró en el Salón de Ginebra de 1964. Basado en el prototipo 350 GTV prometía era superior en todo lo que Lamborghini había criticado en su Ferrari. La clave, empleaba una suspensión trasera independiente, mientras que Ferrari y muchos otros fabricantes todavía empleaban ejes traseros.
La carrocería del 350 GT había sido diseñada por la empresa de diseño Carrozzeria Touring, situada en Milán (Italia). Su nombre derivava del motor V12 de 3,5 litros de cilindrada bajo el capó, que rendía 280 CV a 6.500 rpm, con un par máximo de 325 Nm a 4.500 rpm. Alcanzaba una velocidad máxima de 250 km/h y aceleraba hasta 100 km/h desde parado en 6,8 segundos.
Apenas se fabricaron 120 unidades de este modelo. El éxito y el reconocimiento mundial no llegaría hasta la construcción del tercer modelo: el Lamborghini Miura. Este súperdeportivo, con una forma innovadora y legendaria (uno de los mejores Lamborghini de la historia) tenía su motor en el eje trasero, que lo dotaban de una gran potencia y velocidad punta y un gran comportamiento. FUe también el coche que inició la denominación taurina de sus modelos.