La conducción autónoma es algo que se viene persiguiendo desde hace años, pero que no termina de llegar. Lo cierto es que ya es realidad en algunos lugares y que en par de ciudades de Estados Unidos hay flotas de robotaxis circulando libremente por las calles. Sin embargo, la polémica ha estado servida después de que sufrieran accidentes con lesiones, que hacen que se dude sobre su viabilidad. Ahora nos llega un estudio completo sobre su comportamiento y nos deja conclusiones como que los humanos conducimos mejor que los coches autónomos, pero solo en algunas condiciones.
Nature se ha encargado de analizar más de 37.000 accidentes que involucraban coches autónomos y también vehículos conducidos por humanos. Concretamente correspondían a 2.100 accidentes de vehículos con tecnologías de conducción autónoma nivel 4 (no es necesario un conductor) y también de nivel 3, con otros 35.113 siniestros de coches conducidos por humanos. Los datos tomados procedían del estado de California y de otros estudios relacionados con la conducción autónoma. Es difícil sacar conclusiones, pero se vieron algunos detalles significativos.
En general, se vió que los coches autónomos son menos propensos a sufrir accidentes que los que son conducidos por humanos. Por ejemplo, los que tienen conducción autónoma de nivel 4 tienen un 36 % menos de probabilidades de tener un accidente con lesiones moderadas y un 90 % menos de posibilidades de sufrir un siniestro fatal. Esta tecnología es la mejor y ha probado que reducen a la mitad las colisiones traseras y a una quinta parte las laterales o las salidas de la vía, respecto a los humanos.
Son cifras aparentemente buenas para los coches autónomos, pero también hay detalles preocupantes. Según los expertos, no se debería combinar los accidentes de vehículos autónomos de nivel 4 con otros de nivel 2 conducidos por personas. Funcionan de forma distinta y también razonan diferente, por no hablar de que los primeros no son legales en todo el mundo. Los autónomos también salieron perdiendo en un par de aspectos. Son más propensos a sufrir accidentes al amanecer y al atardecer, hasta cinco veces más que los humanos.
Por no hablar de que son relativamente malos en curvas, prácticamente duplicando la posibilidad de siniestro respecto a los humanos. Sin embargo, esos motivos hacen ver los puntos flacos de la tecnología y pueden ayudar a mejorarla. Al fin y al cabo es necesario mejorar la tecnología para que funcione en situaciones de iluminación desfavorable y que tome más datos del comportamiento en curva para «aprender» a conducir mejor.
Fuente: Nature