Lo primero que nos suele entrar por los ojos a la hora de contemplar un coche es su parte exterior. Sin embargo, hay ocasiones en que la belleza de un automóvil realmente está en su interior. No es un lugar baladí, ya que es lo que, principalmente, ve el dueño del coche.
Partiendo de esa premisa, y uniendo entonces los términos «interiores sorprendentes» y algunos de los coches mejor diseñados de los ochenta, el resultado es cuanto menos interesante.
Lamborghini Athon Concept
De Bertone, han salido varios de los coches más bellos de la historia. Sin embargo, algunos de los diseños de esta célebre carrocera (a muy pesar de los aficionados) también quedaron en el fondo de algún cajón. Uno de ellos fue el prototipo del Lamborghini Athon.
Conocido también como el Bertone Athon, por su diseñador, se trataba de un modelo futurista e innovador con una potencia de 260 CV y alimentado por un motor V8 de 3 litros.
Su interior, reflejaba a la perfección el concepto de la Sprezzatura italiana. En otras palabras, el arte de vestir de forma extravagante y a la vez de forma elegante. Pese a la cantidad de «gadgets» que tenía, lo cierto es que no desentonaba demasiado. Eso sí, el volante de un sólo radio y la palanca de cambios que parecía un cuchillo clavado son detalles que no pasaron desapercibidos.
VW Orbit Concept
Este prototipo de Volkswagen, podria perfectamente pasar por la nave de George Jetson en la serie animada de Los Supersónicos.
A través de un sistema informático que recogía todos los parámetros del coche se podía controlar de forma táctil prácticamente hasta el mínimo detalle. ¿Quién necesita a KITT, cuando tienes un Orbit?
Aston Martin Lagonda
Lanzado en 1976, rápidamente se convirtió en un superventas dentro de su segmento. Superando a otros modelos como el Ferrari 400 o el Maserati Kyalami. Su interior, en concreto el de la serie II, estaba muy adelantado a su tiempo. Tanto, que suponemos que sería necesario tener una ficha con el significado de los múltiples controles dispuestos sobre el salpicadero.
De forma parecida al prototipo del Athon y siguiendo la tendencia en diseño que imperaba en el momento, el volante constaba de un sólo radio. Los paneles, que utilizaban tecnología LED, acabaron siendo sustituidos por CRT. Una decisión poco inteligente que acabó envuelta en críticas debido a los problemas que daba.
Volvo Tundra
Diseñado también por la casa Bertone, el Volvo Tundra destacaba por un diseño totalmente rompedor con lo que venía fabricando la marca sueca. Partiendo de la base del 343, a los ejecutivos de Volvo les entró el miedo de ser demasiado salvaje para lo que representaban como imagen de marca y acabaron enterrando el prototipo.
Su interior, recogía el testigo del Lagonda, además el velocímetro venía representado en un plano cartesiano. Surrealista al igual que fascinante. Marcello Gandini, que fue el diseñador principal detrás del Tundra, confiaba de tal forma en su diseño que se plantó ante Citröen y acabaron adaptando su idea al Citröen BX.
Opel Monza GSE
El Opel Monza GSE salió en 1983 como una versión aún más deportiva que el de la primera serie. Además, su equipamiento tecnológico era bastante atractivo a la vez que intuitivo y sencillo de entender.
Con pantallas LCD y un interior totalmente negro, se convirtió rápidamente en uno de los coches con más personalidad de los ochenta.
Subaru XT 4WD 1800 Turbo
El Subaru XT4 contaba con un extra bastante curioso. El tablero digital, se podía configurar como si se tratase del típico videojuego de carreras de los ochenta. Pura innovación vintage.
Chevy Corvette C4
Producido desde 1984 hasta 1996, fue portada en prácticamente todas las publicaciones del motor.
La cuarta generación del Corvette venía con un gran equipamiento de serie, destacando su pantalla LCD que pese a su diseño vanguardista reportó bastantes problemas.
Era común que el panel se apagase por completo, en el mejor de los casos, se limitaba a parpadear constantemente. Sin embargo aquí hemos venido sólo a juzgar su diseño, que la verdad era bastante atractivo.
Mazda MX-03 Concept
Que Mazda tenga uno de los mejores equipos de diseño no es algo que tengamos que jurarte. Este prototipo nació en el momento cumbre de la consolidación de Japón como la potencia tecnológica que conocemos en la actualidad. Reflejo de ello, es este modelo concebido por la marca nipona que pecó justamente de ser excesivamente ambicioso.
La respuesta de Mazda al Honda NSX y el Toyota Soarer, fue la creación de un «Halcón Milenario» que si bien no alcanzaba la velocidad de la luz, anunciaba una máxima los 300 km/h. Eso sí, el mando del MX-03, era idéntico al de la nave.
Con una serie de controles al alcance del pulgar, y un ordenador a bordo con teléfono se sintió incomprendido como un adolescente en la pubertad. Era demasiado pronto para lanzar algo tan disruptivo.
Toyota Cressida
El Toyota Cressida fue uno de los grandes puntazos de los ochenta. Con un diseño sofisticado y afilado, le dio a Toyota la confianza de saber que enfrentarse a BMW y Mercedes era sólo cuestión de ganas.
Su interior, pese a ser muchísimo más avanzado a los estándares del momento estaba encuadrado dentro de la más exquisita carrocería. Tecnología y elegancia iban unidos como las elipses de la marca.