La guerra entre Rusia y Ucrania lleva casi cuatro meses ocupando portadas por razones obvias. El conflicto armado también ha afectado al sector del automóvil, aunque parece que poco a poco se va restableciendo la producción de vehículos en Europa con cierta normalidad. Y no sólo aquí, en Rusia se vuelven a producir coches, aunque con ciertas limitaciones. Se ha observado que por problemas de suministros a esos vehículos les faltan algunos componentes importantes que limitan la seguridad y el confort de sus compradores.
Lada, el mayor fabricante del país, es el que ha retomado la producción de vehículos después de varios movimientos importantes. Y es que hace unos meses, el gobierno ruso nacionalizó la matriz AvtoVAZ y compró el 68 % de la participación de Lada, que estaba en manos de Renault. Fue una operación algo simbólica y con opciones de recompra, pero ahora que tiene el control total de la empresa se enfrentaba al reto de producir coches sin el apoyo de proveedores extranjeros, algo que sí tenían antes de la guerra.
El primer modelo que están produciendo desde que estalló el conflicto es el Lada Granta Classic, una versión de la berlina que tiene algunas peculiaridades. La denominación Classic es una estrategia de marketing que responde a que casi podría ser un coche clásico si tenemos en cuenta sus carencias de equipamiento. Llama la atención que un vehículo producido en pleno siglo XXI no tenga airbag de pasajero, control de tracción, aire acondicionado o apertura remota. El tema del climatizador no queda claro, porque en unos sitios no aparece y en otros afirma que está disponible opcionalmente.
Otro equipamiento que se puede montar en el Lada Granta Classic pagando un extra son las llantas de 15 pulgadas, molduras del color de la carrocería, ventanillas con accionamiento eléctrico o dirección asistida. Este ejemplar se mueve mediante un motor de cuatro cilindros y 1.6 litros que desarrolla 90 CV y que va ligado a una caja de cambios manual de cinco velocidades. Parece que han tenido que eliminar todo lo que requiriese piezas de origen extranjero, con las consecuencias que vemos. Por otro lado, es un coche bastante barato y parte de 761.500 rublos, que serían unos 12.803 euros al cambio actual.