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Luis Ramos Penabad

Las carreteras más solitarias del planeta

Qué gusto da conducir por una carretera solitaria… Vas tranquilo y disfrutas de tu coche y de la conducción. Nada que ver con lo que te encuentras a diario:  atascos, semáforos, humos y estrés. Pero no todo es así. Existen carreteras con poco tráfico, donde cruzarse con otro viajero se celebra casi como un acontecimiento. El blog Fronteras he empezado a recopilar las carreteras más solitarias de la Tierra. Estas son las primeras cinco que ha elegido:

La carretera de Ulan Bator, Mongolia

Mongolia es el país del mundo con menor densidad de población. Poco más de dos millones y medio de personas (un 30% de ellas nómadas) se reparten una extensión de millón y medio de kilómetros cuadrados. Y en esa vasta extensión sólo hay 2.500 km de carreteras asfaltadas. Casi todas salen o llegan a la capital, y sólo las cuatro o cinco ciudades más grandes del país están conectadas mediante una carretera asfaltada.

La más importante de todas une las fronteras china y rusa, pasando por la capital. Pero apenas hay nada más.  No hay gasolineras, servicios y casi ni pueblos. Tampoco vehículos de tracción a motor. Sólo algunos moteros se aventuran a cruzar el desierto del Gobi y tratando de esquivar el ganado que frecuentemente invade la calzada. Las carreteras están tan vacías como el propio país.

La carretera del desierto, China

Al noroeste de China está el gigantesco Desierto de Taklamakan, del tamaño del Reino Unido. Es un lugar árido pero su subsuelo oculta petróleo. En 1993 comenzó la extracción del oro negro, lo que hizo necesaria una carretera que permitiera comunicar las extracciones petrolíferas con el mundo civilizado.

Construir carreteras en mitad de un desierto de arena no es tarea fácil debido a las dunas móviles. El asunto se resolvió plantando millones de arbustos a los lados de la carretera. Cada cuatro kilómetros vive una especie de peón caminero, que se encarga de cuidar su tramo de línea verde que impide al desierto tragarse la carretera. En total son más de 550 km. de carretera con una única gasolinera en medio, y un 90% pasan por lugares donde sólo viven esos peones de la cuneta.

La Carretera Transahariana, Argelia

La red de carreteras africana nunca ha destacado ni por su extensión ni por su calidad, pero existe un proyecto en marcha, auspiciado por la ONU, para unir a la práctica totalidad de los países del continente por carretera. Uno de los ramales más antiguos es el que une Argel y Lagos, la capital de Nigeria. Más de 4.000 km, asfaltados en más de un 85%. Y eso que en el sur de Argelia, con medio millón de kilómetros cuadrados, sólo viven 200.000 habitantes.

Esa es la zona que cruza la Transahariana, más de 1.500 kilómetros de desierto sin instalaciones en la carretera, sólo en los pueblos cercanos. Toda la carretera está asfaltada hasta la frontera con Níger, donde comienzan los únicos 200 kilómetros de tramo sin asfaltar de todo el recorrido. La zona es tan remota que el puesto fronterizo de Níger está a más de 30 kilómetros de la frontera real.

La Carretera del desierto de Atacama, Chile

El desierto de Atacama es el más seco del mundo. El algunos puntos la media anual de precipitaciones es cero. Hay zonas donde lleva sin llover desde el siglo XVI. Aunque el desierto se extiende por Bolivia, Perú y Argentina, la parte central le corresponde a Chile. Una carretera nacional, la Ruta nº 5, cruza el desierto de norte a sur, con gasolineras cada 200 kilómetros.

El principal enemigo del conductor es la monotonía; cientos de kilómetros a través de interminables rectas provocan numerosos accidentes. Las cunetas de la carretera, que forma parte de la famosa Panamericana (esa que recorrieron hace unos meses en un vehículo eléctrico), están repletas mausoleos en memoria de los que se dejaron la vida en la ruta.

La carretera del oleoducto, Alaska, Estados Unidos

El 17 de octubre de 1973  empezó la crisis del petróleo. Al dispararse el precio del crudo, EE.UU. comenzó a sacarle partido a los campos petrolíferos de Proudhoe Bay, en el norte de Alaska. Para transportar el petróleo extraído de allí se construyó el larguísimo oleoducto de Alaska, una tubería de metro veinte de diámetro y 1.300 kilómetros de largo que recorre todo el estado hasta Valdez, en el sur.

Paralela al oleoducto está la conocida como Dalton Highway, una carretera de 666 kilómetros construida para que los camiones pudieran llevar a cabo el mantenimiento. Sólo tres pueblos permiten un breve descanso al viajero: Coldfoot (13 habitantes, kilómetro 281), Wiseman (22 habitantes, kilómetro 302) y Deadhorse, en el kilómetro 666. Durante gran parte del camino se está a más de cien kilómetros de cualquier cosa. Los chicos de Google la han recorrido entera… Y gracias a ellos tú puedes hacerlo desde tu casa.

Vía: Fronteras (un blog genial que, además, promete una segunda parte del tema).

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