A la mayoría de los conductores no les importa mucho cuando ven insectos impregnando todo el parabrisas porque no es nada que un buen lavado no pueda solucionar. Sin embargo, no ocurre lo mismo con los sensores y las cámaras sujetos a un automóvil autónomo. Y nadie en Ford es más consciente de este peligro que Venky Krishnan, supervisor principal de los sistemas de vehículos autónomos de la compañía.
En una publicación del blog estadounidense Medium, Krishnan arroja un poco de luz sobre el tipo de pensamiento y la tecnología creada específicamente para eliminar posibles fallas. Los investigadores de la marca han pasado años analizando las amenazas que representan los insectos para los sensores de sus coches autónomos para permitirles ver siempre el mundo que los rodea, sin importar la cantidad de errores existentes en otros automóviles o sensores.
Cada coche autónomo de Ford tiene algo llamado “la tiara”, que no es más que la estructura colocada en el techo que alberga las cámaras, el radar y los sensores LIDAR. Un impacto contra cualquier insecto los haría menos precisos, lo cual no es el objetivo deseado. Entre las pruebas efectuadas por la firma del óvalo azul, se ha rociado tierra y polvo sobre la tiara, e incluso la han bañado en agua para simular la lluvia y untado de excrementos sintéticos de pájaros.
Ford ha ido tan lejos como para crear un “lanzador de errores”, es decir, un aparato que dispara insectos a los sensores de los vehículos a alta velocidad. Los ingenieros decidieron tratar de evitar que los “errores” golpeasen los sensores, para empezar. La tiara canaliza el aire a través de las ranuras cerca de la lente de la cámara para crear una cortina de aire que elimina los defectos. Desde la compañía declaran que ese método funcionó muy bien.
Sin embargo, no era perfecto, dado que algunos “errores” aún podían atravesar la cortina de aire. Aquí es donde entra en juego la segunda línea de defensa, motivada por la capacidad de limpiar los sensores. Mediante un sistema de ranuras cercanas a la lente, se rocía líquido de lavado. Una vez que está limpia, el automóvil la seca liberando aire a través de las hendiduras. Ford defiende que los sensores tienen que poder limpiarse sin importar lo que el mundo les arroje.
“Por divertido que pueda parecer parte de este desarrollo, estas no son características que simplemente serían agradables cuando los vehículos autónomos estén listos para ser desplegados; son funciones críticas que los coches deben poder realizar por sí mismos para que sea posible el despliegue seguro”, dice Krishnan. “Así como debemos equiparlos con el cerebro para procesar lo que sucede, también debemos equiparlos con las herramientas para lidiar con ese entorno”.
La limpieza de los sensores puede parecer una tarea de ingeniería mundana, pero es crucial si las enormes inversiones que se realizan en la tecnología de conducción autónoma realmente valen la pena. Esta tecnología ya está en uso en los coches autónomos de prueba de tercera generación de Ford, los cuales se pueden ver circulando por Detroit, Washington D.C., Pittsburgh y el condado de Miami-Dade, Estados Unidos.
Fuente: Medium
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