Los colores de carrocería en competiciones automovilísticas se remontan a los comienzos del siglo XX hasta los últimos años 1960, fue entonces cuando las decoraciones de patrocinadores comenzaron a usarse, los coches de los equipos que participaran en la Fórmula 1, acostumbraban a pintar sus coches en colores de competición, normalmente relacionados con los colores políticos nacionales.
El origen de estos colores nacionales para las competiciones automovilísticas surge de la Gordon Bennett Cup, una prueba que se disputaba anualmente entre 1900 y 1905.
Fue el conde Eliot Zborowski quien propuso que cada participante debía distinguirse por unos colores diferentes. Italia, Francia y Alemania fueron los primeros en escoger y el rojo (Rosso Corsa), el azul y el blanco fueron los colores que eligieron, respectivamente.
Por aquella época Inglaterra prohibía las competiciones automovilísticas en las carreteras públicas de su territorio, por lo que tuvieron que dirigirse a Irlanda, de ahí el nacimiento del British Racing Green. El verde era el color de Inglaterra ya que el blanco, el rojo y el azul, los colores de su bandera ya estaban escogidos.
Posteriormente, el Automobile Club de France, el primer organismo regular de las carreras de automóviles y de lo que ahora conocemos como FIA, instauró la regla de los colores por nacionalidades a sus competiciones, para facilitar su reconocimiento.
Estados Unidos que se hizo con el color rojo lo cambió por el blanco con dos rayas longitudinales azules (aunque se conoce que también compitieron con la combinación inversa). Bélgica, que no disponía de fabricación propia de coches de carreras corría con Ferrari de color amarillo. España era rojo con el capó amarillo, Japón blanco con un círculo rojo; Australia, verde y oro…
En 1934 nacía la leyenda de las flechas plateada alemanas cuando en la celebración de Gran Premio de Alemania en ese mismo año, el Mercebes Benz W25 del piloto superaba en un kilogramo el peso máximo, el director técnico de la escudería decidió que lo mejor sería raspar la pintura blanca, dejando el coche en el color aluminio de la carrocería. Este color que pasó a ser el habitual en los autos alemanes.
En 1949, y aún con la normativa vigente hubo alguna que otra excepción. Argentina utilizaba un Maserati pintado con los colores correspondientes a su bandera, azul con el capot amarillo. Posteriormente, en su desembarco en Europa, el Automóvil Club Argentino le compró a Ferrari un F2 que también mandó pintar con los colores de argentina.
Todo cambió en el año 1968, con la introducción en la Fórmula 1 de los patrocinadores comerciales, algo que ya llevaba tiempo funcionando en los Estados Unidos. La primera escudería en pintar sus vehículos con el color de su patrocinador fue el Team Gunston. Y el Team Lotus fue la primera escudería de Fórmula 1 en pintar sus coches con el logotipo de una tabacalera… lo que hizo que, ademáse cambiase su nombre y el color British Racing Green desapareciese para siempre.
Los grandes patrocinadores acabaron con la bonita tradición de los colores por países, aunque hoy en día algunos equipos aún mantienen estas históricas pinturas en sus coches, como el Mercedes-Benz, que continúa siendo plateado y, por supuesto, Ferrari, que siempre ha rodado pintado de rojo.
Fuentes: Motorpasión, Wikipedia, Petrolicious