Además del histórico 911, los nombres para designar modelos en Porsche tienen una conexión directa con el automóvil del que se trata y sus características: el nombre Boxster describe la combinación entre motor bóxer y roadster, Cayenne es sinónimo de claridad, Cayman es enérgico y ágil, mientras que Panamera es algo más que un Gran Turismo, un automóvil también capaz de ganar la carrera de resistencia Panamericana.
Por eso el futuro mini Cayenne no se llamará Cajun, como hasta ahora se había dicho, sino Macan, que significa tigre en indonesio. El nombre quiere traer ideas de flexibilidad, potencia, fascinación y dinamismo, que serán, según Porsche, las características principales que definan a este futuro todoterreno.
“El Macan combina todas las características de un deportivo con las ventajas de un SUV y, por supuesto, es un auténtico Porsche”, dice Bernhard Maier, Vicepresidente Ejecutivo de Ventas y Marketing de Porsche AG, que añade: “El nombre del nuevo Porsche debía encajar con la filosofía de la marca, ser agradable desde el punto de vista fonético en la mayoría de idiomas y dialectos, así como asociarse a cosas positivas”.
Como quinto modelo de la gama Porsche, el Macan es el pilar central de la Estrategia 2018, a través de la cual el fabricante de vehículos deportivos desea ampliar su oferta de productos. Porsche pretende con el Macan emular el éxito del Cayenne.
El nuevo SUV comenzará su producción en Leipzig en 2013, por lo que la fábrica de la ciudad sajona se está ampliando para convertirse en un centro de producción completo, que incluirá una línea de ensamblaje de carrocerías y una nave de pintura. Con una inversión de 500 millones de euros, es uno de los mayores proyectos de construcción en la historia de la compañía. A medio plazo, el fabricante de deportivos creará aquí más de 1.000 nuevos puestos de trabajo.